«Ellos me dijeron que era mi último día que iban a matarme. Uno de ellos vociferó que era merideño y yo era colombiano. Comenzaron a darme machetazos y golpes», fue parte del duro testimonio de Aaron Omaña Morales, un venezolano de 20 años de edad, quien migró, pero debió regresarse al país por la emergencia sanitaria generada por la pandemia del COVID-19.
De acuerdo a lo reseñado por el portal web informativo La Prensa del Táchira, durante su retorno a Venezuela fue atacado por un grupo de hombres que lo apartaron de las personas que lo acompañaban.
«Mi grupo conformado por cinco hombres y una mujer fuimos atacados por seis hombres de nacionalidad venezolana. Ellos viajaban en un grupo numeroso. Con ellos nos cruzamos una vez en el camino. Nos abordaron con la intención de robarnos, amedrentaron y dos de ellos me sacaron de mi grupo para llevarme a otro lugar y ensañarse conmigo», agregó.
Producto de los ataques de los sujetos, lo hirieron en la cabeza, le iban a cortar la mano, le vaciaron un ojo, perforaron su pulmón y además le produjeron una herida en la cabeza, que resultó en una fractura craneal.
Impulsado por salvar su vida, el joven de 20 años contó que se lanzó por un barranco que estaba cerca. «Corrí y llegué a una casa donde al verme cubierto de sangre notificaron a las autoridades y me llevaron a un Hospital en Tunja. En un momento perdí el conocimiento por la pérdida de sangre», acotó.
«Logré hacerme un torniquete en la herida que tenía en la espalda para frenar el sangrado. Me aferré a la vida y me llevaron al Hospital San Rafael de Tunja donde gracias a la atención que me ofrecieron pudieron salvar mi vida», dijo Omaña Morales, quien es uno de los más de 50.000 venezolanos que ha regresado al país bajo condiciones infrahumanas.
Redacción Maduradas con información de La Prensa del Táchira
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