En la parroquia Sucre al oeste de Caracas, a pesar de ser una de las zonas donde habitan los habitantes con ingresos más bajos en la ciudad, es común encontrar que en cada establecimiento, inclusive vendedores informales manejen dólares como método de pago.
Desde la salida del sistema Metro de Caracas, donde un vendedor ambulante ofrece siete chocolates por un dólar, hasta un local de venta de cervezas, todos acepan pagos en divisas.
«Venezuela tiene una economía arriesgada. Tiene que adaptarse e intentar hacer lo mejor para su negocio», explicó Gregory, dueño de la licorería «La Milagrosa».
Según cuenta, fue desde principios del 2018 cuando empezó a notar que cada vez más clientes buscaban pagar sus compras en dólares, ante la escasez de efectivo en bolívares y la constante devaluación de la moneda local.
«La gente paga con billetes de $ 1 y $ 5, pero también recibimos muchos billetes de $ 20. Si le digo a un cliente que no tengo ningún cambio y que tienen que comprar más cosas, nunca volverán», relató.
Según Ángel Alvarado, economista y miembro de la Comisión de Finanzas de la Asamblea Nacional, la circulación de dólares en Venezuela se debe a la recepción de remesas por parte de venezolanos que tienen familiares en el exterior, o aquellos trabajadores que perciben sus pagos salariales en divisas.
“La dolarización no existe. Lo que sucede a diario en las zonas pobres de Caracas y el resto del país es que nos hemos vuelto tolerantes al uso de moneda extranjera como una forma de protegernos de la hiperinflación», explicó.
Redacción Maduradas con información de Caracas Chronicles
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