A pesar de la crisis, hay venezolanos que no pierden su esencia: se preocupan por los demás y son capaces de compartir en tiempos en los cuales tener algo es cada vez más difícil.
Foto: Captura de video
Heidi Quintero y Lino Oscar Rodríguez son un digno ejemplo del tipo de personas que se necesitan en el país. Esta pareja que vive en los bloques Ana Victoria del barrio Simetaca, estado Vargas, se dedica a repartir sopas para las personas que buscan comida en la basura. Así nació un proyecto loable: «Sopa para un hermano».
A pesar de no tener muchos recursos, este matrimonio fue inspirado por su hijo con síndrome de Asperger, quien compartía con sus compañeros de clase parte de su comida porque no tenían nada para comer.
“Esa fue una lección de vida. La forma particular que tiene nuestro hijo de ver las cosas nos hizo preguntarnos ¿qué podemos hacer para enfrentar el hambre que estamos viviendo? Estaba claro que si todos ayudamos la carga será más ligera”, dijo Lino Oscar Rodríguez a las cámaras de El Pitazo.
Para ellos, lo más mínimo puede cambiarle el día a alguien: “Decimos que una papa hace la diferencia, porque a veces en nuestras neveras queda una papa, una zanahoria, un trozo de auyama y nos parece poco y no lo usamos, o se daña. Sin embargo eso puede ser el único plato de comida de un ser humano. Esa papa, ese envase, esa verdura, ese trozo de pollo o hueso, puede salvar a alguien de comer basura”.
Redacción Maduradas, con información de El Pitazo
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