Luego que hacen de las suyas suplican perdón, pero, ¿es suficiente? Un delincuente fue esposado por funcionarios de la Guardia Nacional Bolivariana al tiempo que su víctima le reclamaba por sus fechorías.
El malandro, quien al parecer habría amenazado al hombre con darle «unos tiros», suplicaba perdón con lágrimas en los ojos y visiblemente afectado luego de tener esposas en sus brazos.
«Yo te entiendo lo que tu me quieres decir a mi» decía el malandro llorando. «Te pido mil disculpas» decía. «Te lo juro por mi hija que no te voy a hacer nada, te lo pido, te lo suplico» repetía, sin entenderse muy bien lo que solicitaba aunque se presume sea su libertad. «Yo tengo una carajita» repetía entre lágrimas.