«El tema del aumento de la gasolina no es exclusivamente un problema económico, sino un problema de sensibilidad política y sensibilidad social«, advirtió el ministro de Economía Productiva.
Desde que asumió como presidente de Venezuela en 2013, Nicolás Maduro ha dejado saber públicamente su intención de incrementar el precio de la gasolina más barata del mundo. Pero luego de casi tres años de mandato, no ha cumplido con una promesa que podría tener un elevado costo político.
Sin embargo, el ministro de Economía Productiva, Luis Salas, ha dejado entrever que esa puede ser una de las medidas que tome el Gobierno para enfrentar la reconocida crisis económica.
“En el marco de las cosas que se pueden aprobar, es posible (elevar el precio de gasolina)”, dijo Salas a Reuters la noche del viernes, luego que el mandatario repitiera que “llegó el momento” para incrementarla.
“El tema del aumento de la gasolina no es exclusivamente un problema económico, sino un problema de sensibilidad política y sensibilidad social”, advirtió Salas, también vicepresidente del área económica, tras escuchar el discurso anual de Maduro ante la Asamblea Nacional.
El aumento del valor de la gasolina en Venezuela es un tema espinoso. Para los venezolanos aún está fresco el recuerdo del estallido social conocido como “El Caracazo”, que dejó miles de víctimas en 1989 luego de alza sorpresiva en el precio del combustible.
De allí en adelante, los venezolanos asociaron cualquier incremento en las tarifas de gasolina con protestas y asumieron como un derecho adquirido poder llenar el tanque de sus vehículos por menos de un dólar.
Sin embargo, la menguada entrada de divisas que agobia a la nación petrolera, en medio de una recesión, escasez de bienes básicos y con una inflación de tres dígitos, hace necesario modificar el subsidio al combustible que le impide al país recibir unos 12.500 millones de dólares anuales.
Además, los irrisorios precios –0,016 dólares por litro– han vuelto sumamente rentable el contrabando de combustible hacia Colombia y las islas del Caribe y el Gobierno calculan que ese tráfico le hace perder unos 2.200 millones de dólares cada año.
Salas aclaró que todavía no hay una decisión tomada para subir el precio. Pero entre los distintos esquemas que revisan, dijo que podrían “desestimular” el consumo de la gasolina más costosa de 95 octanos, en un país que también vende gasolina de 91 octanos.
Sin embargo, analistas locales dudan que el aumento aporte ingresos extras al Gobierno, pues creen que no se arriesgará a llevar el precio por encima de los costos de producción, 28 veces más que el precio actual.
“Venezuela siempre paga su deuda”
Entre las recetas que expertos han recomendado al Gobierno socialista para salir de la crisis están no sólo el aumento del precio de la gasolina, sino la unificación cambiaria y el alzas de los valores de artículos que se venden por debajo de su costo de producción.
Salas, un joven sociólogo de línea dura nombrado recientemente por Maduro, no quiso adelantar si también modificarán el sistema cambiario y descartó que tengan previsto “expropiar empresas” para mejorar el abastecimiento de alimentos y medicinas, bajo el actual estado de emergencia económica que decretó el mandatario el viernes.
En medio de la crisis económica, agudizada por la severa caída de los ingresos petroleros, el jefe del equipo económico no asomó ningún plan para refinanciar los pagos de deuda externa, que este año suman unos 9.500 millones de dólares y comprometen más de la mitad de las reservas del país.
Prometió, más bien, cumplir con los pesados compromisos.
“Como ha sido hasta ahora. Incluso, considerando que Venezuela, que siempre paga su deuda, tiene un riesgo país súper alto”, dijo.