En un momento en que la defensa de los valores estadounidenses en el hemisferio occidental solía ser un objetivo crucial de seguridad nacional, la administración Biden parece estar adoptando una posición pasiva frente a los crecientes problemas en Venezuela y México.
EFE
En Venezuela, Nicolás Maduro continúa expandiendo su control a pesar de haber presuntamente haber perdido las elecciones presidenciales ante el exdiplomático Edmundo González Urrutia el pasado 28 de julio, reseñó WSJ.
El régimen ha detenido a más de 2.000 manifestantes y líderes opositores, muchos de los cuales permanecen desaparecidos en las prisiones del país. Además, veintisiete manifestantes han perdido la vida en medio de la represión. Esta semana, Maduro emitió una orden de arresto contra González Urrutia.
Sin embargo, Estados Unidos envía señales contradictorias. La reciente incautación simbólica del avión de Maduro en República Dominicana es un paso positivo, pero al mismo tiempo, el Tesoro de Estados Unidos ha otorgado licencias a más de 10 empresas para operar en Venezuela.
En ese sentido, Chevron, la mayor de estas compañías, se espera que bombee alrededor de 200.000 barriles de petróleo por día, lo que representa el 25% de la producción del país. Aunque el contrato de Chevron con el régimen es secreto, se estima que su producción ha generado unos 2.600 millones de dólares para el oficialismo venezolano en los últimos 18 meses.
En México, la situación también es preocupante. El presidente Andrés Manuel López Obrador está impulsando enmiendas constitucionales que debilitarán la independencia judicial y favorecerán a las empresas energéticas estatales. Esto socavará la competencia económica y el Estado de derecho. Además, estas acciones violan el Acuerdo entre Estados Unidos, México y Canadá (T-MEC), que es fundamental para el programa económico de la presidenta electa Claudia Sheinbaum.
Los grupos industriales y los inversores están buscando respuestas de la Administración Biden, pero hasta ahora han obtenido pocos resultados. Quizás los demócratas estén esperando a las elecciones de noviembre para tomar medidas más firmes. Mientras tanto, los problemas en la región siguen afectando las puertas de Estados Unidos.
Redacción Maduradas con información de WSJ.
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