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¡ASÍ LO DIJO! “Estamos vivos porque vencimos el miedo”: El dramático relato de un sobreviviente del naufragio en los Roques

Wilmer Lugo, de 42 años, es uno de los sobrevivientes del naufragio de la embarcación Don Rafa Junior cuando se dirigía hacia Los Roques.

El Pitazo.

Luego, quien se definía como un hombre rudo, fuerte, que no se amilana ante nada, demostró serlo estando a la deriva en el mar junto a otros 12 hombres: «Estamos vivos porque vencimos juntos el miedo».

Este sobreviviente ofreció una entrevista a El Pitazo, donde manifestó su agradecimiento por esta nueva oportunidad de vivir luego de estar a la deriva entre el 19 y el 22 de setiembre.

«Nosotros luchamos, pero también hubo suerte, hubo disposición y buena voluntad. Todo se conjugó a nuestro favor. La gente de Los Roques nos salvó la vida», indicó.

El hombre, quien es mecánico automotriz, es oriundo de Coro, estado Falcón, pero lleva cuatro meses viviendo en la isla de Margarita.

«Estoy trabajando con mi hermano en un emprendimiento de venta de pescado y langosta. A eso venía a Los Roques, a firmar, pagar y llevarme una carga», iba a cerrar ese negocio junto a su amigo, Jordan Verdú, quien también fue rescatado.

Era el primer viaje en lancha de esta magnitud, cuando pasarían cerca de 24 horas navegando, pero iban confiados, el capitán Eugles Narváez tenía experiencia y la embarcación se veía en buenas condiciones.

Lugo recordó que a primera hora del domingo 19 de septiembre el motor de la embarcación comenzó a presentar problemas, cuando comenzó el fuego algunos aún dormían.

«En medio de este caos, estar acompañado de una tripulación con experiencia fue útil. No recuerdo quién daba las órdenes, pero un grupo intentaba apagar el fuego, otro agarraba las provisiones, otro la lancha provisional y los mecates y cuerdas. Los salvavidas, las cavas y unas tablas de surfing. Nos lanzamos al mar y vimos cómo los tanques de gasoil explotaron y la lancha se hundía», explicó.

Señaló que también bajaron unas maltas y mortadelas que llevaban al Gran Roque para alimentarse.

«El primer día, el capitán dijo que nadáramos hacia La Orchila, porque estaba más cerca. Lo intentamos, pero la corriente no nos dejaba avanzar. Nadábamos, pero no avanzábamos. Fue entonces cuando decidió que aunque Los Roques estaba más lejos tendríamos que nadar en ese rumbo», indicó.

Lugo fue rescatado en el grupo de 13 personas que estaba flotando en una balsa rudimentaria, lograron permanecer juntos por los amarres.

«Estar a la deriva en el mar es una experiencia aterradora. Te pasan tantas cosas por la mente. Estás tan cansado que el cuerpo no te responde y quieres flotar. Soltarte. Que el mar te lleve. No aguantas el dolor en los brazos por el sol y el agua salada. No aguantas el dolor en las piernas por tenerlas en movimiento. Quieres que termine. Y siempre había una voz, alguien que decía, que esto iba a pasar, que teníamos que mantener las esperanzas, que nos iban a encontrar», dijo.

Además, reconoció que hubo desespero mientras esperaban la llegada de la ayuda.

«Había momentos en que alguno de nosotros decía: no podemos pasar un día más así, no lo vamos a resistir, vamos a morir. Pero cuando uno se caía, el otro impulsaba. Nos salvamos porque trabajamos en equipo. Había momentos, cuando uno quería soltarse de la balsa, que los más experimentados te decían que pensáramos en la familia; mi esposa y mis tres hijos, por ellos me aferré a esa balsa. Por eso estoy con vida», manifestó.

A su juicio, lograr rescatar a 22 de los 23 naufragos es el resultado de una cadena de buenas decisiones y de la intervención divina.

«Al primer chamo que encontraron, Esmel Ordaz, fue por una decisión que tomó. Dijo que iba a nadar porque tenía su equipo de buzo: las chapaletas y la careta con snorkel. Se llevó la tapa de la cava para ayudarse. Él llegó a la pared de coral y allí unos pescadores lo salvaron. Él pidió más ayuda y los lancheros no esperaron por nadie. Se lanzaron al mar a buscarnos. Para el pueblo de Los Roques yo solo tengo agradecimiento. Aquí me han curado, me han dado ropa y calzado. Los médicos del ambulatorio son unos héroes. Aquí no tengo a nadie y siento que estoy con mi familia. Yo tengo ahora 21 hermanos de vida, esos con los que sobreviví, a los que le agradezco eternamente», señaló Lugo.

Redacción Maduradas con información de El Pitazo.

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