Julio Borges, responsable de Exteriores de la oposición, aseguró que Nicolás Maduro está tratando de «fracturar, comprar, sobornar y dividir» al bloque político conformado por sus rivales, organizados en torno a Juan Guaidó, a quien casi 60 países reconocen como presidente interino.
En una entrevista con EFE, Borges, quien aseguró que ha asumido su rol «ansioso» y convencido de que el cambio político llegará pronto a su país, consideró que la ola de protestas de América Latina está siendo instrumentalizada por Venezuela y Cuba, y señaló al Foro de Sao Paulo como responsable de «un patrón de violencia».
En su primera visita a Tierra Santa, donde viajó para participar en el foro de Aliados por Israel, busca cambiar lo que considera una política anti-israelí de Maduro, para lo cual han nombrado a un «embajador» en Jerusalén, tal y como han hecho los presidentes de EE.UU, Donald Trump, y Brasil, Jair Bolsonaro.
P: ¿Cómo está viendo las nuevas dinámicas en América Latina?: las protestas en Chile o Ecuador, el cambio de Gobierno en Bolivia y la llegada de Alberto Fernández en Argentina.
R: Verlo todo como un problema de derechas e izquierdas es absolutamente irreal e ingenuo. El problema es mucho más profundo, y tiene que ver con proyectos que son totalitarios, no democráticos (Cuba, Nicaragua y Venezuela) y todo el resto de Latinoamérica, que puede ser de derecha o de izquierda, pero democrático al fin, como Bolsonaro, Alberto Fernández o López Obrador.
P: Hace poco declaró que Venezuela y Cuba habían financiado o estaban detrás de alguna de estas protestas. ¿Qué pruebas tiene?
R: Nosotros no tenemos dudas. Está el legítimo derecho que tienen los ciudadanos a protestar y luego estos grupos financiados por Cuba y Venezuela que aprovechan (las protestas) y le inyectan un nivel de violencia que es casi como un patrón que uno puede ver en Chile, Ecuador, Colombia. En los últimos meses en Venezuela, desde el 18 de julio, ha habido cerca de veinte encuentros del Foro de Sao Paulo, con más de 1.500 personas, 45 países, todo financiado con dinero venezolano y cuyo propósito, muy claro, es destruir la democracia y los valores de libertad que representan los valores occidentales.
P: ¿Cómo analiza las divisiones internas en el seno de la oposición venezolana y qué opciones hay de recuperar la unidad si Guaidó sigue al frente?
R: El régimen es el que se ha ocupado de tratar de fracturar, comprar, sobornar y dividir a pequeños grupos en la oposición. Igual que los narcotraficantes colombianos que hablaban de plata o plomo por las buenas o por las malas, y eso es una situación de terror que viven todos los parlamentarios. Hasta el momento más de 40 han sido perseguidos con órdenes judiciales, mi caso por ejemplo. De manera que es más el ruido que hace el régimen para tratar de mostrar divisiones que la realidad compacta de toda la coalición política que va a volver a elegir a Guaidó en los próximos días para que continúe siendo nuestro presidente.
P: O sea, ¿no es una división real, siguen trabajando juntos?
R: Absolutamente, hay un trabajo permanente, hay unas reglas del juego que se siguen, de manera que le puedo asegurar que hay una unidad que va más allá incluso de la unidad del Parlamento como coalición, que es la unidad de todo el país.
P: Si finalmente no se convocan comicios presidenciales ¿Qué consecuencias tendría esto para el país? ¿Cómo quedarían representados los venezolanos antichavistas?
R: La oposición es todo el país, y una y otra vez el régimen ha tratado de hacernos desaparecer, de aplastarnos, de desconocernos. Está ese sentimiento (de oposición) cada día más fuerte y más vivo, de manera que no tengo ninguna duda de que vamos a lograr el cambio político en Venezuela. Tenemos el apoyo del mundo libre. Maduro lo que quiere como Cuba es mantenerse en el poder. No importa el sufrimiento de la gente, no importa cuántos millones de venezolanos se vayan.
P: ¿Qué posibilidades reales hay de que se celebren comicios el próximo año?
R: En realidad es una situación de hecho. No es un tema legal, no es un tema institucional. Eso está destruido en Venezuela. Es un tema de seguir presionando desde afuera, desde el mundo libre, y desde dentro el pueblo venezolano que lo hace con muchísima mística porque el nivel de destrucción de la calidad de vida es total. Estamos hablando de casi seis millones que se han ido del país, es casi el 8% de la población. Se espera que el año que viene podamos llegar a ocho millones de venezolanos, lo cual superaría la crisis de Siria y sería la crisis mundial más grave.
P: ¿Qué sabe de los planes de un grupo de oficialistas y opositores para buscar una tercera vía, sin Maduro ni Guaidó?
R: Lo que puedo decir con total convicción es que Maduro está aislado no solo internacionalmente sino internamente, sin duda hay un divorcio completo con la Fuerza Armada. Si no ha habido un desenlace final es porque el aparato cubano está encima de la fuerza armada venezolana. Hay más de 300 oficiales militares presos en este momento en Venezuela. Estoy seguro de que todo el mundo alrededor de Maduro lo que quisiera es un cambio como sucede con estos dictadores que terminan alejados de la realidad, sometiendo a todo el mundo tras la crueldad y la violación de derechos humanos.
P: ¿Se plantean la apertura de una futura embajada en Jerusalén?
R: Eso es lo que estamos precisamente desarrollando, apenas estamos dando los primeros pasos. En este momento estamos enviando a nuestro embajador a Israel, el rabino Pynchas Brener, que tiene un enorme liderazgo y tradición en la comunidad judía de Venezuela. Estamos restituyendo lo que la tradición «madurista» ha roto, que son las buenas relaciones que siempre hemos tenido con Israel.
P: ¿Han abordado también a la Autoridad Nacional Palestina?
R: Hasta ahora tenemos el reconocimiento fundamentalmente de países totalmente democráticos y a favor del cambio político en Venezuela. Una de las cosas que más nos interesa es dar a conocer como del otro lado del mundo, en América Latina, se vive un proceso también de protección, financiación, fomento de grupos que son terroristas, y que son al mismo tiempo la otra cara de la moneda de lo que es la lucha que se está librando en esta parte del mundo. Me refiero al desprecio total por los derechos humanos, por la democracia, por los valores occidentales, y eso se da en el marco de una especie de enclave donde Maduro, la dictadura cubana y el régimen nicaragüense, protegen, promueven, financian grupos armados. Estos han tenido una tradición de violencia y terrorismo como el Ejército de Liberación Nacional (Colombia) y las FARC, o grupos que tienen además su conexión con radicales como Hizbulá (milicia chií libanesa).
Con información de EFE
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