Claudia Patricia Díaz Guillén, la conocida enfermera de Hugo Chávez, ocupó también puestos de mucho peso en la economía del Gobierno hasta que el Presidente murió, en un tiempo donde había abundancia económica producto de los altos precios del petróleo y donde muchas divisas se invirtieron en mejorar la infraestructura del país, pero terminaron en cuentas en países como Suiza o Andorra.
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Foto: El Confidencial.
Díaz fue la segunda responsable de la Oficina Nacional del Tesoro y la secretaria Ejecutiva del Fondo de Desarrollo (Fonden), por encima de ella solo estaba el ministro de Finanzas Jorge Giordani.
En una entrevista ofrecida a El Confidencial, aseguró que su desempeño y el de Giordani fueron impecables, pero cuando Chávez estaba agonizante, comenzaron a llegarle notificaciones para cometer corruptelas.
Destacó que algunas empresas de personajes poderosos les solicitaban la devolución integra de los impuestos abonados, ambos se negaron y fueron cesados a las pocas semanas de la llegada de Nicolás Maduro al poder.
En abril pasado, Díaz Guillén fue detenida junto a su marido, uno de los responsables de la seguridad de Chávez, Adrián Velásquez, luego de que un tribunal de Caracas emitiera un orden de aprehensión en su contra. Los soltaron a las pocas horas.
Durante ese tiempo les reclamaron por supuesta legitimación de capitales y enriquecimiento ilícito, pero no existen acusaciones sólidas sobre esos delitos: no se citan fechas, ni la cuantía de la supuesta malversación de fondos públicos, ni hay datos de la supuesta asociación para delinquir.
Alegó que ella nunca ha tenido sociedades como alega Venezuela para su extradición: “Obtuvimos buenos contratos e ingresos con la empresa MJ Tool Box, una compañía de la familia de mi esposo que se dedica a la construcción y a la ingeniería. Eso nos permite llevar una vida cómoda, pero no somos ricos como se dice”.
Además explicó que su esposo recibió una herencia de su padre adoptivo un acomodado empresario judío que se vio obligado a salir de Venezuela tras varios intentos de secuestro.
“Yo tuve salarios altos en mis puestos. Cuando viajaba me pagaban dietas, pero no gastaba nada de esos dólares y adquirí un apartamento con mi sueldo en una zona popular de Caracas”, contó.
Aseguró que “Poco después de la muerte de Chávez, a mi marido lo llamaron y le dijeron: ‘Salga de Venezuela o es usted hombre muerto’. Supuestamente ese mensajero le estaba haciendo un favor, lo estaba avisando”.
A su juicio, todo el proceso en su contra tiene un trasfondo político por negarse a firmar actividades ilegales.
Desde 2016 su familia está en España, donde conviven con su madre, su hijo y los padres de su esposo. “Vinimos acá por la proximidad cultural y también nos llamó la atención porque mis bisabuelos eran canarios”, dijo.
“Si España nos extradita, tememos por nuestra vida. A más de 6.000 personas se las ha encarcelado en Venezuela sin garantías jurídicas y a algunas se les mata. Quieren torturarnos para que confesemos unos delitos que no hemos cometido”, dijo.
Por otro lado indicó que confía en la justicia española y resaltó que “sería una incongruencia que España, habiendo firmado tantos tratados internacionales en favor del respeto de los derechos humanos, nos extraditara a un lugar donde se están violando sistemáticamente”.
Redacción Maduradas con información de El Confidencial.
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