Un estudio científico publicado por The Conversation determinó que al menos el 10% de los pacientes con COVID-19 tienen enfermedades cardíacas, diabetes y presión arterial alta, por encima del 6% que presenta enfermedad pulmonar en los casos graves.
Las personas con enfermedad cardíaca existente se ven más afectadas por COVID-19, pero el virus también puede afectar el corazón en personas sin enfermedad cardíaca.
De acuerdo con esto, cuando hay una infección grave por COVID-19, el corazón sufre una respuesta inflamatoria masiva llamada miocarditis, de esta manera se altera la conducción eléctrica en el corazón, lo que afecta su capacidad de bombear sangre alrededor del cuerpo.
Como resultado llega menos oxígeno a los órganos, entre ellos los pulmones.
Aunque no está claro cómo sucede esto, se determinó que el daño cardíaco puede estar asociado con la forma en que el virus ingresa a las células.
Es de recordar que el virus tiene una proteína con forma de espiga en la superficie que se une a un receptor en la superficie celular llamado ACE2, y en los pacientes con enfermedad cardíaca subyacente, hay una mayor cantidad de receptores ACE2 en la superficie celular, lo que puede provocar que una mayor cantidad de partículas de virus ingresen a la célula y causen más inflamación que en las personas sin enfermedad cardíaca.
Por otro lado, existe una segunda posibilidad sobre el momento en el que el cuerpo intenta defenderse del patógeno, lo que requiere mayor energía y un mayor metabolismo para combatir la infección, por lo que se generan aumentos de temperaturas, pero en el caso de las personas con enfermedades subyacentes no tienen suficiente capacidad de respuesta y algunos órganos se ven afectados.
Redacción Maduradas con información de The Conversation