No solo por los pasos irregulares quieren cobrar los delincuentes que operan en la frontera entre Colombia y Venezuela, también lo hacen por la el camino legal en el puente internacional Simón Bolívar.
Supuestos miembros del Tren de Aragua cobran a los transeúntes con la promesa de que «no tendrán problemas» en su paso por la zona. Muchos dicen que en realidad es hampa común.
Hace varias semanas una mujer, su hija, su nieta y una amiga, tuvieron una terrible experiencia: «Supuestamente era un tipo del Tren de Aragua, quien nos pidió dinero».
La mujer, quien no quiso que se revelara su identidad, explicó: «Hicimos mercado y se nos hizo tarde. Las seis de la tarde. Paramos un taxi, el chofer nos habló en el camino, lucía amable y nos generó confianza. Nos preguntó si teníamos un caletero (que cargan el mercado en carretilla). Como nos dio seguridad, le dijimos que si tenía uno de confianza nos lo recomendara».
Decidieron pagar por transportar el pesado equipaje en una carretilla hasta el lado venezolano.
«Yo llevaba un costal de mercado, iba lo de las tres casas ahí. Aparte el coche de la niña y otras bolsas que cargábamos. Ya fuera del taxi llega el amigo del chofer a cargar el mercado, por lo que nos ocupamos de organizar las cosas, de cómo se iban a llevar. Cuando de la nada se para al lado de mi hija un hombre, y le dice: ¿ustedes conocen el Tren de Aragua no? Mi hija no le prestaba atención, ni se paró a verlo, ni nada», contó.
El hombre le preguntó con un tono ofendido si ella estaba intentando ignorarlo, ante esto la madre intervino e hizo que su hija le prestara atención al hombre.
«Por seguridad de ustedes tienen que pagarme», manifestó el hombre.
A esto, la joven contestó: «¿Por qué voy a pagar si vengo de hacer mercado para mi casa, la de mi mamá y la de mi tía? ¿por qué tengo que pagarle por eso?».
Sobre eso el hombre le indicó que esas eran las normas en la zona, aunque ellas intentaron defenderse del extorsionador, pero la madre sintió desconfianza del hombre porque podía estar armado y hacerles daño.
Por este motivo interno y le preguntó al delincuente cuánto hay que pagar, el les dijo que serían 10.000 pesos por cada una y ella le dice que solo tiene 20.000 pesos por todas. El sujeto los aceptó y se retiró.
Después de esto otro hombre, quien sería el jefe de los caleteros le exigió otro pago por 30.000 pesos, tuvieron que reunirse y sacar todo el dinero que llevaban consigo para poder resguardarse y llegar a sus casas.
«De esos 30.000, solo le dio 10.000 pesos al caletero. Claro, el muchacho cuando nos vio así, nos dijo: ‘no hablen muy duro porque me pueden es fregar a mí. Mire señora yo sé por lo que ustedes pasan’. Me muestra escondidas los 10.000 pesos, y agrega: ‘eso es lo que me dieron, y el trabajo, todo, lo hago soy yo'», detalló.
Redacción Maduradas con información de Diario Los Andes.
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