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¡ATROZ! El escalofriante crimen de la niña secuestrada durante una pijamada

Una pijamada entre tres niñas de 12 años terminó con los disfraces, maquillajes, comidas y juegos manchados de sangre.

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La cita fue el viernes 1 de octubre de 1993 en la casa de Polly Klaas, ubicada en la ciudad de Petaluma, en California. Los padres de las asistententes se sintieron seguros de dejar a sus hijas en aquel hogar de la familia que conocían por años.

Llegó la primera niña, Gilliam P., ambas fueron a comprar unos helados a un negocio que quedaba cruzando el parque, más tarde Kate McLean y su madre llegaron. Las tres subieron al cuarto de la anfitriona para comenzar a jugar.

La madre que estaba en casa y su hija menor, de 6 años, se acostaron a dormir en una habitación cercana a donde jugaban las menores, posteriormente las tres niñas decidieron hacer lo mismo, pero, cuando Polly abrió la puerta del cuarto para ir a buscar los sacos de dormir un hombre barbudo estaba parado justo frente a la entrada de la habitación.

El sujeto, con los brazos tatuados, llevaba un cuchillo en su mano, se abalanzó sobre la menor, se metió al cuarto y cerró la puerta.

Las amenazó para que no gritaran, si desobedecían les cortaría el cuello. Les ordenó tirarse boca abajo, las amarró. Le tapó las caras a las visitantes para que no pudieran verlo y les dijo que solo quería robar, salió del cuarto con Polly y les exigió que contaran hasta 1000, que al terminar ya se habría ido, pero se llevó a Polly.

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Cuando sintieron que la puerta cerró, las niñas comenzaron a desatarse, fueron a despertar a la madre y posteriormente buscaron a la menor por toda la casa, sin éxito. Llamaron a la policía: “Aparentemente un hombre se introdujo en casa y se llevó a mi hija”, dijo la madre.

Y continuó: “Me acabo de despertar y estoy con las dos chicas que pasan la noche en mi casa con mi hija… ella tiene 12 años y medio… ¡Ella no está aquí! No escuché nada… ¡estaba dormida!”.

Kate McLean tomó el teléfono: “Él se llevó a  Polly… Nosotras sentimos cerrarse la puerta”.

La madre de Kate recordó que al dejar a su hija esa noche vio a un hombre barbudo, con el pelo recogido en una colita, tatuado y con una bolsa en la mano, que caminaba cerca de la parte trasera de su carro. Otros tres vecinos dijeron lo mismo.

La misma noche, Danna Jaffe vio un carro caído en una zanja, una Ford Pinto, con un hombre barbudo apoyado sobre el maletero, ese sujeto le indicó que necesitaba una cuerda, tenía aliento a alcohol y estaba sucio.

Llamó a la policía, al sitio acudieron dos funcionarios que no tenían conocimiento del secuestro de Polly, debido a que utilizaban canales distintos para información entre patrulleros e investigadores.

Al pedir la identificación al hombre determinaron que se llamaba Richard Allen Davis, ni él ni su vehículo estaban solicitados. En el vehículo solo había cervezas, pero no era ilegal porque no estaba manejando, así que solo llenaron un formulario y solicitaron una grúa para sacar el carro del pantano.

Para el 27 de noviembre, Danna Jaffe volvió a llamar a la policía, descubrió en su terreno un trapo cerca de donde había estado el vehículo antes: eran leggins infantiles color rojo, un buzo negro y una especie de capucha blanca.

informó del hallazgo, un investigador fue hasta el lugar y revisaron minuciosamente el terreno. También encontraron envoltorios de preservativos, dos pedazos de correa, una botella de cerveza y unos fósforos, algunas prendas fueron analizadas y se determinó que eran de Polly.

Al parecer, aquella noche no la encontraron porque él le había ordenado a la niña esconderse entre los arbustos, luego de ser escoltados, regresó a buscarla. Sorprendentemente, ella no había intentado huir.

Luego la llevó a una estación de servicio para orinar y finalmente la condujo a paraje desolado donde la estranguló y la enterró.
Así lo relató el hombre, quien en pleno juicio aseguró que no recordaba si la había violado.

Redacción Maduradas con información de La Patilla.

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