Una familia aniquiló a otra en los Estados Unidos, en unos de crímenes más dantescos en los últimos años en ese país. Los Rhoden, fueron las víctimas; la otra, los Wagner, fue acusada por los homicidios en 2018 y está por ser sometida a juicio. La razón: Una niña de tres años llamada Sophia.
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Era hija Hanna Rhoden y Jake Wagner. La habían engendrado cuando Hanna era menor de edad y tenía solo 15 años, reseñó el portal web argentino Infobae.
Todo comenzó con una frase aterradora: “Hay sangre por todas partes”. Fue la expresión de Bobby Jo Manley, cuñada de Christopher Rhoden, para describir la escena del crimen durante la mañana del 22 de abril de 2016 a una operadora del 911.
Se encontró con una escena atroz: Christopher y su primo, Gary Rhoden, estaban en medio de un gigantesco charco rojo.
Christopher Rhoden, de 40 años de edad; su ex mujer Dana Lynn Rhoden, 37, y sus tres hijos “Frankie”, 20, Hanna, 19, y Christopher Junior, 16; el hermano mayor de Christopher, Kenneth Rhoden, 44, y su primo Gary, 38. Además de la pareja de “Frankie” Rhoden, Hannah Gilley; fueron los asesinados durante una madrugada, en sus propios tráilers, en una zona rural de Ohio.
Todas las víctimas tenían cubiertas las manos con bolsas de plástico -excepto Hannah Gilley– y todas recibieron balazos directos a la cabeza.
Un dato clave que ayudó a develar el suceso despúes de mucho tiempo, fue que Leonard Manley, el padre de la víctima Dana Rhoden, aseguró a los investigadores que los atacantes tenían que ser conocidos de la familia. Esto, porque los dos perros Pitbull, guardianes de Dana, en ningún momento atacaron a un intruso o ladraron.
Y eso que eran de temer, señaló: «Se hubieran comido a cualquiera para defenderlos», aseguró. Además, no había signos de una entrada forzada en ninguna de las casas, de acuerdo a los informes policiales.
Ante tales observaciones, el sheriff de Pike, Charles Reader, consideró que estaba claro que la familia había sido “el objetivo” de un ataque premeditado.
Y les dio, a los familiares sobrevivientes – en medio de una conferencia de prensa – un asombroso consejo: “Si tienen miedo, ármense para defenderse”.
No fue hasta junio de 2017, que el fiscal Rob Junk hizo un anuncio inusual: comunicó que tenían su “láser” apuntando sobre una familia vecina, los Wagner. Y solicitó a la ciudadanía cualquier información sobre ellos.
Finalmente, el 13 de noviembre de 2018, las autoridades arrestaron a 6 integrantes de la familia Wagner tras su regreso de Canadá, donde se marcharon, casualmente, tras la matanza.
A todos los imputaron como sospechosos del asesinato masivo de la familia Rhoden. El posible móvil: la pelea por la custodia de una niña: Sophia Wagner Rhoden, que ya tenía cinco años.
El fiscal sostuvo que los Wagner planearon los crímenes durante ocho largos meses, en los cuales precisaron las rutinas de las víctimas.
“Esta ha sido la ejecución planeada de ocho personas; ha sido una operación sofisticada, a sangre fría, de una vieja escuela”, declaró el fiscal general del estado de Ohio, Mike DeWine, quien comparó el caso con cualquiera perpetrado por una mafia italiana.
Jake Wagner junto con su madre, su padre y su hermano podrían enfrentar la pena de muerte, si se llegara a comprobar los cargos de los cuales se les acusa.
Wagner, 27, renunció a su derecho a un juicio rápido y se espera que vaya a juicio a partir del 31 de enero de 2021. Los demás ya se presentaron en distintas audiencias e irían a juicio este mismo año.
Redacción Maduradas con información de Infobae
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