Este martes 24 de octubre, las memorias de la cantante Britney Spears, tituladas “The Woman In Me”, salieron a la venta con importantes confesiones sobre la complicada vida que tuvo y que la llevó a ser una de las artistas internacionales más exitosas a terminar internada en un centro psiquiátrico en varias ocasiones.
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La bailarina, de 41 años de edad, revela en su libro, de 49 capítulos y 275 páginas, su trayectoria profesional, la cual se vio condicionada desde los comienzos por sus familiares y que terminó afectando su salud mental.
La compositora confesó que sufrió una estricta supervisión dietética, en la que ella se “moría de hambre”, mientras su familia disfrutaba de todo tipo de alimentos en un lujoso apartamento ubicado en Destin, Florida, que había comprado la cantante.
Aseguró que, a pesar de que era ella la responsable de que el dinero fluyera, no pudo cumplir sus deseos de llenarse al menos una vez de comida chatarra. Añadió que hasta el mayordomo le prohibió alimentarse de lo que ella quisiera.
“La ironía era que teníamos un mayordomo -una extravagancia- y yo le rogaba que me diera comida de verdad. Así que durante dos años no comí casi nada más que pollo y verduras enlatadas. Dos años es mucho tiempo para no poder comer lo que quieres, sobre todo cuando es tu cuerpo y tu trabajo y tu alma los que hacen el dinero del que todo el mundo vive. Dos años pidiendo patatas fritas y que te digan que no. Me parecía tan degradante”, recordó.
La actriz aseguró que el control total que tuvo su padre, Jamie Spears, sobre ella durante más de una década dejó estragos en su cuerpo y en su mente, al punto de sentirse durante esos años “j*didamente miserable”.
“Mi cuerpo ya no era mío. Me sentía asustada. Seré sincera, me sentía j*didamente miserable. Aunque no comía tanto, me hacía sentir tan fea y como si no fuera lo bastante buena. Quizá sea por el poder de tus pensamientos: lo que crees que eres, en eso te conviertes. Mi cuerpo era lo bastante fuerte para cargar con dos niños y lo bastante ágil para ejecutar a la perfección cada movimiento coreografiado en el escenario. Y ahora aquí estaba yo, con cada caloría registrada para que la gente pudiera seguir enriqueciéndose a costa de mi cuerpo”, explicó.
Redacción Maduradas
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