El Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas (Cicpc) determinó este miércoles 3 de enero que el sacerdote proveniente de Kenia, Josiah K’Okal, se quitó la vida en una zona boscosa de Guara, estado Monagas. Por tanto, se descartaron las versiones que apuntaban a un presunto asesinato.
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A través de su cuenta de la red social Instagram, el director del Cicpc, Douglas Rico, precisó que como una de las pruebas clave se encontró un pedazo de “mecate” en la residencia del fallecido. La pieza era una fracción de la utilizada en el hecho.
“En relación con lo ocurrido con el sacerdote Okal Asa, se determinó a través de la criminalística que fue un Suicidio. Luego del hallazgo del cuerpo sin vida del sacerdote, Okal Josiah Asa, en la carretera nacional Tucupita Barrancas, municipio Sotillo, estado Monagas, se inició el trabajo de investigación técnico – científico, que permiten manejar como móvil del hecho un posible suicidio, ya que al momento de ser localizado en la residencia donde él habitaba, fue hallado un vínculo de un mecate que él utilizó para quitarse la vida”, detalló el mencionado funcionario.
Indicó, que luego de hacer la inspección técnica al lugar y una serie de entrevistas a amigos y conocidos de la víctima, las autoridades descubrieron un «estado depresivo reciente», el cual se evidenció en las últimas conversaciones halladas en su teléfono.
Josiah K’Okal fue encontrado sin vida este martes 2 de enero en el estado Monagas. Su cuerpo fue hallado por funcionarios de la Policía Nacional Bolivariana (PNB) colgado en una zona boscosa en la zona de Guara.
Su muerte fue confirmada por la Arquidiócesis de Caracas. El sacerdote, que vivía en el estado Delta Amacuro, se encontraba desaparecido desde el lunes 1 de enero. La hipótesis más fuerte respecto al caso era la del suicidio.
Sin embargo, vecinos del sacerdote misionero dudaron que se haya tratado de un suicidio. Para el medio, TaneTanae, relataron cuál fue el recorrido de Josiah K’Okal antes de desaparecer y ser encontrado sin vida.
Pasadas las 9:00 a. m. del 1 de enero de este año, el cura salió de la casa de la congregación Dani Consolata en el sector Paloma, municipio Tucupita, a bordo de una bicicleta como solía hacerlo habitualmente.
En la residencia dejó los documentos de identidad y su celular. Según relataron algunos allegados al medio regional, el presbítero acostumbraba a ejercitarse a la par de recorrer las comunidades que evangeliza.
Pasadas las 10:00 a. m., saludó a los habitantes del urbanismo indígena Janokosebe, en un tramo de la carretera nacional, para proseguir su peregrinar vía.
Cerca de las 11:00 a. m., lo vieron cruzar una alcabala de la Guardia Nacional Bolivariana (GNB), apostada en el dique, y continuó su travesía al lado monaguense, donde se le perdió la pista.
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Redacción Maduradas con información de TaneTanae
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