Se dice que Venezuela tiene las mujeres más hermosas del mundo pero no existe belleza que se compare con la de la madre venezolana. El venezolano es conocido por su calidez y amabilidad, virtudes heredadas de esa mujer que se levanta a hacer arepas, llevar los muchachos a la escuela para luego ir a trabajar o estar en casa y tener todo en orden y limpio. La madre venezolana, aquella de la cual aprendemos sobre responsabilidad, sobre trabajar para ser alguien en la vida, quien nos protege y apoya incondicionalmente.
Madres hay muchas pero hay características peculiares que comparten las madres venezolanas.
Señales de que fuiste criado por una madre venezolana:
Crees que «la mejor hallaca» la hace tu mamá
Todo venezolano ha dicho esto al menos una vez en su vida. En la época decembrina es obligatorio comerse una hallaca y lo normal es que terminemos teniendo hallacas de diferentes orígenes como de la vecina, la señora de la bodega, la comadre de mamá, la mamá de nuestros amigos, pero entre tantas hallacas la mejor siempre será la de nuestra madre.
Nada de «¿qué»?… se responde con un «Mande, señora»
Dicen que el padre es la cabeza de familia pero la madre es la espina dorsal y la máxima ley en la casa, por eso cuando nos pegue un grito para ir a comer o hacerle un favor hay que responder inmediatamente y presentarse lo antes posible y nada de responder con un «¿qué?», se responde con un «mande, señora». Hay dos maneras de saber que estamos metidos en problemas: cuando no hay una respuesta de vuelta o cuando nos llama por nombre completo. Ay, papá.
Sabes que “mientras vivas bajo este techo, se hace lo que yo diga”
Como ya hemos mencionado, mamá representa la ley absoluta, y a pesar de que su paciencia y amor son incondicionales ella nos pondrá en nuestro lugar sin titubear. Hacer lo que ella pida cuando ella lo pida o nos tocará agarrar nuestros corotos y ver dónde nos encaramamos.
Es más eficiente que Google
Toda madre tiene un instinto o súper poder de conseguir cualquier cosa que se nos haya perdido. Es casi increíble, una magia extraña y desconocida que desarrollan las madres. Revolvemos nuestra habitación y hasta la casa para buscar un objeto en específico y luego aparece mamá con dicho objeto en la mano y una cara particular que nos hace sentir como tontos.
Sabes que «tú no te mandas solo»
El libre albedrío es un derecho que solamente nuestra madre puede limitar y manejar por nuestro propio bien y conveniencia. Es una frase que nos detiene en seco y nos hace reflexionar por segunda vez lo que estamos por hacer, incluso nos hace dudar y solemos terminar por no hacer lo que queramos.
Te ha dicho «yo no tengo ocho brazos»
Es otra de las tantas frases que suelen repetir y aunque nieguen no tener ocho brazos pareciera que sí los tuviera; madrugar, bañar a los muchachos, planchar el uniforme, hacer el desayuno, arreglar la lonchera y el bolso, preparar a los muchachos para la escuela, darles de comer, arreglarse ella y prepararse para el día ¡Todo casi al mismo tiempo! Y eso es solamente en la mañana.
Tienen un ojo de águila
Nada escapa del escáner que tiene mamá por ojo. Ella no ha terminado de entrar a nuestra habitación y ya tiene contados los vasos y platos sucios, la cantidad de ropa sucia alrededor de nuestra cama y un reporte detallado de toda la basura regada por nuestra habitación. Y es mejor obedecer sin chistar o la escucharemos diciendo “yo no crié un animal para que viva en un chiquero».
Te ha soltado un «¿Y qué vas a hacer cuando yo ya no esté?» al menos una vez
Esta poderosa frase aparece cuando no tenemos idea de cómo hacer algo, es la manera verbal de mamá para hacernos caer en cuenta que no podemos depender de ella todo el tiempo y que debemos aprender habilidades y aptitudes para valernos por cuenta propia. Se siente como un flechazo de corriente eléctrica que nos dispara mamá para que reaccionemos ¡Y vaya que lo hace!
Sin pataleos… «Porque yo soy tu mamá, y punto»
Desde pequeños hasta mucho más grandes nosotros estamos convencidos de que mamá lo sabe todo y tiene cierta clarividencia. Es raro que ella esté equivocada incluso cuando nosotros tenemos toda la razón. Es ella la que siempre se queda con la última palabra.
Armas de crianza únicas
Todas las madres tienen muy buena memoria de nuestra infancia y es normal escucharlas contarnos de cómo de pequeños llegamos a ser un real dolor de cabeza y nos comportamos como diablos desatados, y suelen contar también con risas de cuando se iban por un momento para volver con una correa para exorcizarnos, o si era algo más urgente desenfundaba la chancla más rápido que pistolero del viejo oeste, y la usaba con mortal puntería.
Un «usted verá» amenazante te hace dudar de tus propias decisiones
Dos palabras muy sólidas que nos quitan valentía y reducen nuestra voluntad cuando queremos pasar la línea trazada por nuestra «todapoderosa» madre. Ella, la que todo lo ve y todo lo sabe, sabe que después de decir esa frase volveremos a ella cabizbajo y con la cola entre las patas.
Y la ñapa…
«¿Si tus amigos se tiran por un barranco tú te tiras también?»
¡Uh..! golpe bajo. Es la sutil manera de nuestras madres de recordarnos que no debemos tomar decisiones basadas en que otra persona también lo hizo. Es su manera de alentarnos a ser independientes, ser nosotros, y hacer aquello que creamos conveniente sin importar lo que diga o hagan los demás.
Con información de Maduradas / Matador Network.