Aunque la nueva y triste «costumbre» que ha llevado a algunos venezolanos a hurgar en la basura es conocida por ser un medio para que estos busquen algún «alimento», en San Cristóbal (Táchira) la realidad es otra.
Los «recolectores» también se encargan de hacer el trabajo de lo que antes hacían los aseos urbanos: separar el vidrio, el metal, el plástico y el papel. De hecho, esta actividad se ha convertido, para muchos, en un medio de vida, en un trabajo, incluso.
Unos llevan la «mercancía» a Cúcuta (Colombia), en donde funcionan centros de recolección que les pagan por el material obtenido. Por otra parte, hay quienes reciben estos materiales y por ellos pagan algunos pesos que les sirven a los venezolanos para alimentarse. Así lo detalló El Pitazo.
Llama la atención que no todo el mundo le huye a la basura: cuando está más acumulada, se observan camiones al lado de las montañas para subir todo tipo de objetos metálicos. Incluso, hay algunos recolectores que, en medio de la podredumbre y los desechos, buscan restos de plásticos (como botellas) para venderlas por Bs. 2.000.000.
Redacción Maduradas con información de El Pitazo
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