La noticia del supuesto suicidio del concejal Fernando Albán ha conmocionado a la comunidad nacional e internacional, pues no existe claridad en las afirmaciones que hace el gobierno sobre la muerte del militante de Primero Justicia.
Foto: Twitter.
No solo los opositores se han manifestado desestimando las afirmaciones del Gobierno. También lo han hecho los oficialistas y así se deja ver en un artículo publicado en el portal Aporrea.
El escrito compara el caso de Albán con los de Fabricio Ojeda o Jorge Rodríguez ocurridos en tiempos de la llamada cuarta república.
“Intentar ‘justificar’ este hecho, desviando la atención al decir que su muerte fue un suicidio, nos reviste al habla popular cuando algunos dicen: No intente aclarar lo ocurrido, porque más lo oscurece.”
A continuación el texto íntegro:
La muerte en extrañas circunstancias del concejal por el partido Primero Justicia, Fernando Albán, quien horas antes de su fallecimiento se había convertido en otro preso político del madurismo, rememora casos como los de Fabricio Ojeda o Jorge Rodríguez ocurridos en tiempos de la llamada cuarta república. Por ello, intentar «justificar» este hecho, desviando la atención al decir que su muerte fue un suicidio, nos reviste al habla popular cuando algunos dicen: No intente aclarar lo ocurrido, porque más lo oscurece.
En tal sentido, si tomamos como válida la tesis del madurismo, avalada rápidamente por el otrora «defensor» de derechos humanos, y ahora «fiscal» designado por la «constituyente», Tarek William Saab, en que Fernando Albán se habría lanzado de un décimo piso desde las instalaciones de El Helicoide, o sea, desde las mazmorras del mal llamado Servicio Bolivariano de Inteligencia (Sebin), que por cierto controla Diosdado Cabello, resulta que estamos ante otro lóbrego capítulo en la hoja de violaciones de derechos humanos que el madurismo ha generado sobre los presos y perseguidos políticos.
Ante tales declaraciones corroboradas por el «fiscal», resulta sumamente extraño que un preso quien debe estar acompañado de algún funcionario en su visita al sanitario o áreas externas de los calabozos, haya podido estar sólo en este momento. Además ¿cómo es eso de que las ventanas de los sanitarios o cualquier espacio similar de una cárcel no tienen rejas? Es decir, que bajo esa tesis, ahora cualquiera puede «suicidarse» sin que nadie observe previamente la conducta del privado de libertad.
Por si fuera poco, si esa tesis del «suicidio» puede considerarse como cierta, entonces necesario es preguntar: ¿A los privados de libertad en una cárcel como del Sebin, no se les aplican previamente pruebas psicológicas y psiquiátricas para evaluar sí sus niveles de conductas son (auto)agresivas, antes de ser llevados a los calabozos, y evitar con semejantes pruebas cualquier situación como la que ahora se dice «sucedió» con Fernando Albán o con otros presos?
Asimismo, ante este extraño hecho: ¿Cuál médico forense firma la autopsia de Fernando Albán? ¿Dónde están los videos que corroboren cómo fue la conducta del «suicidado» antes de ejecutar tal acción contra su vida? ¿Fue tal conducta de normalidad, violenta o de alteración psicológica? ¿Podremos ver esos vídeos para comprobar que Fernando Albán no fue objeto de abusos contra su integridad física antes de este supuesto «suicidio»?
Lo ocurrido en el Sebin con Fernando Albán requiere de una investigación profunda, seria e imparcial. Es decir, dónde no estén vinculados funcionarios del madurismo, y menos del propio Sebin u otros cuerpos policiales. En consecuencia, aprovechando la visita de una comisión de la Organización de Naciones Unidas (ONU) de Derechos Humanos, encabezada por Michelle Bachelet a Venezuela, sugerimos que sea ella, junto con otros especialistas designados por la misma ONU quienes puedan investigar este insólito hecho que nos genera más dudas que posibles pruebas de «suicidio». Si el madurismo nada tiene que esconder no debe tener reparos ni limitaciones en permitir que desde la ONU se designe una comisión que nos diga la verdad sobre la extraña muerte de Fernando Albán.
Lamentable, que en esta Venezuela «socialista» tengamos que recordar momentos de mucho dolor en nuestra historia. Lo que ha pasado con Fernando Albán es crónica de un desenlace anunciado que puede escribirse en el capítulo final con cualquier preso político del madurismo. Esa es una amarga realidad. A propósito de ser ciego. Quien tenga ojos que vea.
Redacción Maduradas con información de Aporrea
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