El hambre no conoce de modales. La desesperación por conseguir alimentos y productos básicos ha puesto de manifiesto los comportamientos más salvajes y desconsiderados de los venezolanos, quienes se están matando por comida.
La angustia por abastecerse de productos de primera necesidad a bajo costo hace que usuarios de la red pública de alimentos, Mercal y Pdval en el estado Vargas ingresen a estos establecimientos llevándose lo que este a su paso, así sean sus propios vecinos.
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Así ocurrió en el Mercal de Calle Nueva en la avenida Soublette del estado Vargas. La acción dejó un saldo de tres heridos.
“Fue una absoluta locura. Estaban ingresando de cinco en cinco y de repente comenzaron a golpear la cerca de malla metálica que protege el espacio e ingresaron. Esta no es la primera vez que pasa, pero si en la que quedaron heridos. Fueron dos señoras y un niño. Nosotros los auxiliamos dentro del local y después se fueron para el Periférico de Pariata, especialmente una señora que calló desde arriba de la escalera, tenia los tobillos hinchados, raspones y muy adolorida”, contó uno de los empleados del establecimiento que no quiso ser identificado por temor a represalias.
Los otros dos heridos registraron una herida en el brazo y hematomas en el cuerpo, reseñó El Pitazo.
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De acuerdo a los usuarios, el inclemente sol y el temor a quedarse sin comida hace que cada día sea más difícil “esperar con calma para entrar a la bodega”. Consultados indicaron que hacen guardias hasta de 12 horas previas para estar entre los 200 primeros números y garantizar la compra.
“La metodología aquí es la siguiente: uno llega entre 9 y 10 de la noche y se anota. Luego verifican dos veces la lista, a eso de las 2 de la madrugada y a las 5. El que no está pierde el cupo. La mayoría de los cupos lo controla la gente del consejo comunal de Atanasio Girardot, el barrio que está aquí atrás. Entonces con todos los cuentos de la comida que se llevan para las bolsas uno hace lo posible por comprar el salado, sea pollo, carne o queso, así sea entrar a empujones”, refiere Arelys Ferrer.