Se muere el presente y futuro de Venezuela. La crisis humanitaria de salud cobró la vida de otro niño venezolano, quien falleció tras no poder recibir su tratamiento médico en un país que no cuenta ni siquiera con analgésicos.
Pacientes venezolanos se encuentran desesperados ante la escasez de medicamentos en el país, que con el pasar de los días se agrava causando el fallecimiento de niños, reseñó Panam Post.
Foto: Versión Final
La falta de insumos médicos dificulta que los pacientes cumplan a cabalidad con sus tratamientos, pues la mayoría de los medicamentos escasean y cuando se consiguen, generalmente en el mercado negro, son muy costosos.
Esta situación en Venezuela causó la muerte de Oliver Sánchez, quien a sus ocho años perdió la batalla contra el cáncer y contra la crisis que enfrenta el país suramericano; su fallecimiento conmocionó a Venezuela y al mundo, menos al Gobierno de Nicolás Maduro que a una semana del desceso aún no se manifiesta.
Santiago Riera, de tan solo cinco años, es una víctima más de la crisis sanitaria del país. Este jueves 26 de mayo falleció tras una recaída causada por no conseguir los medicamentos necesarios para su quimioterapia.
Santiago fue diagnosticado con Leucemia Linfoblástica Aguda de alto riesgo, murió a la espera de un trasplante de médula, el cual debía realizarse en el extranjero, pero sus familiares no contaban con los recursos económicos para poder hacerlo.
A mediados de febrero, además de la Leucemia, al niño le fue detectado un hongo en su boca y los medicamentos para combatirlo no eran ubicados por sus padres, quienes insistieron por las redes sociales, pero lamentablemente no se consiguieron, al igual que sus quimoterapias.
Mientras esto sucede, el Gobierno venezolano asegura que la crisis médica es una manipulación mediática negándose a recibir la ayuda humanitaria internacional, ayuda que podría salvarle la vida a cientos de pacientes venezolanos que esperan por el “milagro” de conseguir las medicinas que necesitan, o en su defecto, conseguir el dinero para poder pagar en el mercado negro lo que por la vía normal y legal no se consigue.