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¡DETALLES! “Crimen casi perfecto”: La trágica historia del médico que asesinó a su esposa y reina de belleza

Martin MacNeil, quien se mostraba ante el mundo como el hombre ideal, padre de ocho hijos, buen esposo, médico, y con el respeto de su comunidad, escondía una sádica y malvada personalidad capaz de acabar con la vida de la mujer con quien había compartido su vida durante casi 30 años.

 

El destino lo llevó a conocer a Michele Marie Somers en una reunión de jóvenes en la iglesia Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, ella era una joven muy bella que en 1976 ganó concursos de belleza.

La pareja se fugó y se casó en secreto el 21 de febrero de 1978 cuando él tenía 22 años y ella 21.

Cuatro meses después MacNeil fue a prisión por seis meses al ser acusado por falsificación robo y fraude, lo mantuvieron en secreto. Luego formaron una familia, tuvieron cuatro hijos y adoptaron a otros cuatro: Rachel, Vanessa, Alexis, Damian, Giselle, Elle, Sabrina y Ada.

El éxito como médico le llegó a MacNeil, fue director del Centro de Desarrollo del Estado de Utah, en Estados Unidos, y ocupó otros puestos en entidades privadas.

Sin embargo, este hombre guardaba oscuros secretos como a sus amantes o su patológica obsesión por la pornografía.

Una de sus hijas, Rachel, aseguró que padre cambió cuando cumplió 50 años: «Comenzó a actuar de manera muy extraña… Se obsesionó mucho con bajar de peso y con su apariencia. Hasta asistía a los salones de bronceado».

El hombre fue acusado en 1994 de tener relaciones sexuales con una paciente en el Centro de Salud de la Universidad Brigham Young, este es uno de los inconvenientes que registró.

En 2005 conoció a Anna Osborne, quien se estaba divorciando y él se ofreció a ser un contacto entre ella y su exesposo, pero al poco tiempo comenzaron una relación a pesar de que él estaba casado.

Su esposa lo descubrió tras notar cambios de actitud, tras el escándalo él pidió disculpas y prometió cambiar.

Luego conoció a Gypsy Willis en una página de citas, ella siempre supo que él estaba casado y aceptó las condiciones para sostener una relación con él. Poco a poco el vínculo entre ellos se hizo más fuerte y dependiente por lo que la esposa comenzó a sospechar.

La esposa confrontó a MacNeil, él admitió tener una aventura y en lugar de disculparse esta vez le sugirió a su esposa cambiar de apariencia para verse más joven.

Ella comenzó a tomar clases de gimnasia y a cumplir dietas, pero por encima de esto el esposo la convenció de hacerse una cirugía plástica, él seria quien se encargaría de hacer todos los trámites.

Le pidió al doctor Scott Thompson un coctel de medicamentos para ella pudiera sobrellevar las consecuencias, el 3 de abril de 2007 la mujer fue ingresada para sus tratamientos, ese día se hizo un lifting, al día siguiente recibió el alta. Su hija se dedicó a cuidarla, y ella aprovechó para manifestarle que su esposo había intentado darle medicamentos que no le correspondían.

El 10 de abril la joven fue a la universidad considerando que su madre estaba bien, al día siguiente MacNeil fue a trabajar y de regreso pasó buscando a su hija menor, cuando llegaron a casa le dijo que fuera a saludar a su madre y la niña la encontró muerta en el baño.

«Tu mamá. Ella está en la bañera. Ella no respira. Llamé a una ambulancia», fue lo que le dijo a su hija en una llamada, cuando ella logró llegar a su casa ya su padre había tirado las pastillas que quedaban por el inodoro.

La autopsia reveló que ella murió a causa de un paro cardíaco, fue enterrada tres días después y al cabo de dos semanas la amante de MacNeil ya se había mudado a vivir con él en su mansión y poco después expulsaron a sus hijas del hogar.

Las hijas investigaron a su padre hasta descubrir que el hombre había falsificado los formularios de ingreso a las carreras de medicina y de leyes, además supieron que estuvo preso, incluso en 2009 fue a la prisión por cuatro años por falsificar la identidad de su hija, adoptada en Ucrania para conseguir documentos legales falsos para su amante.

En su testimonio, Osborne dijo que durante una conversación MacNeil le dijo que había formas naturales de hacer que una persona sufriera un paro cardíaco.

El fiscal Chad Grunander señaló que el hombre «colmó a la víctima de sustancias» que serían difíciles de detectar luego de su muerte: «Fue casi un homicidio perfecto».

Fue condenado a 17 años de prisión, pero se suicidó en abril de 2017.

Redacción Maduradas con información de Clarín.

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