El 31 de agosto de 1997, la princesa Diana se encontraba en un viaje de verano por la Costa Azul, junto a Dodi Al-Fayed, que terminaba en París, sitio que se convirtió en el lugar de su muerte.
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A lo largo de todo el viaje la pareja estuvo evadiendo a los paparazzis, por esa razón decidieron intentar salir camuflados por la parte trasera del Hotel Ritz, propiedad del padre de Al-Fayed.
El equipo de seguridad salió por la puerta principal del hotel en el vehículo de Al-Fayed, mientras que ellos salieron por la parte trasera en un Mercedes Benz negro propiedad del hotel, que era conducido por el jefe de seguridad del Ritz, Henri Paul, peo la maniobra fracasó.
Los periodistas se dieron cuenta de que Diana iba en el Mercedes Benz negro, y comenzaron una nueva persecución.
Paul comenzó a acelerar, se cree que viajaban muy por encima de la velocidad permitida, hasta que impactaron a otro vehículo y terminaron estrellándose contra una columna del túnel que atraviesa el Pont D’el Alma, en París. Dodi y Paul murieron en el acto, mientras que Diana quedó gravemente herida.
Un médico que pasaba por el lugar socorrió a Lady Di con oxígeno, ella estaba herida y en estado de shock, levantó su cabeza, vio a los demás ocupantes del carro sin reaccionar y solo alcanzó a murmurar: «Dios mío, Dios míos».
Luego de esa breve reacción cerró sus ojos, poco después llegó la policía y una ambulancia, tuvieron que usar sierras eléctricas para sacar a Diana del vehículo que había quedado como un amasijo de hierro.
Apenas la movieron sufrió un paro cardíaco, las maniobras de resucitación le regresaron el pulso, fue llevada a un hospital, pero a las 4:30 de la madrugada fue declarada muerta.
La policía arrestó a nueve fotógrafos por el hecho, pero las investigaciones determinaron que Henri Paul tenía en sangre el triple de alcohol permitido por la ley francesa para manejar, además de restos de Prozac y de un medicamento para la resaca, sumado al exceso de velocidad.
Redacción Maduradas con información de Infobae.
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