El nutricionista Pablo Hernández declaró a la estación Unión Radio que, de acuerdo a sondeos, al menos un 30% de la población no desayuna debido al constante incremento de los productos.
AFP
Y es que la hiperinflación ha hecho que ingerir dos empanadas y un jugo natural en la calle llegue a costar casi un sueldo mínimo, por lo que los venezolanos prefieren comer en sus hogares o, incluso, sacrificar esta comida durante el día.
Y quienes pueden comer lo están haciendo de forma que afecta su salud, al incrementar drásticamente el porcentaje calórico y omitir las proteínas:
«La mayoría de las personas que encuestamos en la calle podemos ver que consumen una arepa solamente con margarina, en el mejor de los casos», describió.
Redacción Maduradas con información de Unión Radio
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