Uno de los dos cadáveres descuartizados que fueron encontrados junto a una manta blanca con un mensaje en la avenida Los Insurgentes de Ciudad de México pertenecía a Francisco de Jesús, un joven delincuente reclutado por la organización delictiva Fuerza Anti-Unión.
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Foto: Infobae
Sobre el hallazgo se supo que unos hombres abandonaron su torso, sus manos, pies y cabeza sobre la vía pública. Fue identificado gracias a un tatuaje en uno de sus brazos: una máscara de gas superpuesta sobre dos rifles.
Jesús, a su corta edad, tenía un extenso prontuario delictivo: tras ser detenido por robo, ofreció sus servicios al mencionado cártel, uno de los más peligrosos en la ciudad de México.
La Policía presume que el criminal fue secuestrado, torturado y desmembrado. Los autores de su asesinato marcaron una parte de su pecho con la letra una u, la firma de la Unión, liderada por un delincuente apodado con el seudónimo de El Betito.
Antes de ser secuestrado y asesinado, el muchacho había manifestado a través de Facebook su orgullo por participar en el narcotráfico. Allí rendía un obsesivo culto a personalidades de la droga.
En sus publicaciones aludía al consumo de drogas, el uso de armas y el coito con mujeres.
«El que tenga miedo que no nazca», expresó en uno de sus mensajes.
“No se trata de ser bueno o malo, se trata de no ser pendejo de nadie“, escribió en otro.
Redacción Maduradas con información de Caraota Digital.
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