La crisis que actualmente vive Venezuela ha obligado a muchos a abandonar el país, cada uno con historias dramáticas sobre su proceso de migración y su situación en el país. Sin embargo, las historias más duras las protagonizan las madres que emigran con sus hijos y que tienen que hacer mucho más para resguardarse y proteger a sus familias.
Composición Maduradas / Fotos: El País
Cada una de las historias de estas mujeres es diferente y está plagada del drama que todos los migrantes tienen que padecer, pero con sus pequeños pasando dificultades en igual medida.
Estas son algunas de la historias recopiladas por El País:
– Marlioth Armas
Foto: El País
De 28 años, es madre de una pequeña de nombre Edimar de 2 años. Al momento de la fotografía, se encontraba en la fila para procesar sus documentos en el centro de servicio fronterizo entre Ecuador y Perú. Se dirigía a Lima y lloraba de “frustración” al recordar la escasez que vivió en Venezuela.
“Solo quiero vivir en un lugar donde podamos obtener cosas y ser normales”, dijo.
– Andraimi Laya
Foto: El País
Esta venezolana de 22 años de edad se encontraba en Tumbes (Perú) para el momento de esta fotografía.
La joven quería ser policía de Venezuela, pero reconoce que la crisis existe, por lo que cuando el presidente de Perú, Martín Vizcaya, anunció la necesidad de visa para ingresar a Perú, no dudó en irse.
“Dije: ‘No, no voy a morir aquí. Esta podría ser mi última oportunidad”, expresó.
Andraimi tiene una pequeña hija de 2 años que viajó con ella.
– Teresa Amaro
Foto: El País
Esta venezolana de 83 años, oriunda de Barquisimeto (Lara), migró con su hija Maite Pérez, de 43 años, y su nieto, Edwar Coste de 7. No quería irse de Venezuela, pero sufrió un ataque cardíaco y no conseguían medicamentos para atenderla. Ante esto, y una vez se recuperó, accedió a la petición de su hija de migrar.
En su vivienda, no tenían electricidad, ni gas para cocinar.
– Suramay Farias
Foto: El País
De 46 años, Suramay abraza a su pequeña hija Franchesca de 8 años, mientras esperan para procesar sus documentos en el centro de servicio fronterizo entre Ecuador y Perú. Se dirigen a Chiclayo (Perú).
A pesar que Suramay no había pensado en emigrar, lo hizo para garantizarle un mejor futuro a su pequeña hija. Sus otros hijos, después de todo, ya se encuentran en la nación inca.
“Me dijeron, mamá, ven aquí para que puedas darle a la niña la oportunidad de tener una mejor dieta y una mejor vida (…). Esto no es lo que quería. Me gustaría tener a mis hijos en Venezuela”, expresó.
Redacción Maduradas con información de El País
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