La raíz de todos los males y la causa de todos los problemas. Así ven muchos economistas, empresarios y hasta ciudadanos de a pie al control de cambio vigente en el país desde 2003, al que no solo atribuyen la responsabilidad de problemas como la escasez de alimentos, medicinas y otros productos sino también la corrupción.
Casos como la denuncia que en 2013 formuló el exministro de Economía y Planificación, Jorge Giordani, quien aseguró que el año anterior entre 20 mil y 25 mil millones de dólares adjudicados para importar bienes y servicios fueron entregados a empresas de maletín (fantasma) o a empresarios que no trajeron lo que dijeron que iban a traer, refuerzan esta creencia.
Mercedes de Freitas, directora de Transparencia Venezuela, organización dedicada a combatir la corrupción, consideró que los señalamientos del exfuncionario son apenas la punta del iceberg, pues “los controles generan corrupción, porque generan unos incentivos enormes. Hay la posibilidad de enriquecerse de la noche a la mañana sin hacer nada más que conocer a alguien que tenga en sus manos la posibilidad de adjudicarte las divisas a precios preferenciales”.
En similares términos se pronunció el exdirector del Banco Central de Venezuela, José Guerra quien afirmó: “El diferencial cambiario, la brecha entre el dólar oficial y el negro, hace que la gente sobrefacture; es decir que diga que va a importar más cosas de las que en realidad va a importar o les aumente el precio, para obtener más dólares, porque el precio no es el del mercado, sino uno artificial y las ganancias que se pueden obtener revendiendo esos dólares son enormes”.
“En un control de cambios prologando, como el que tenemos en Venezuela, el negocio deja de ser la mercancía y pasa a ser la obtención de divisas, por eso es que los alimentos se pudrieron en los puertos, porque no importaba venderlos sino obtener los dólares para comprarlos y seguramente los compraron a precios muchísimo más bajos de lo presupuestado y algunos se quedaron con muchos dólares que revendieron y se volvieron millonarios de la noche a la mañana”, agregó de Freitas.
¿Cómo un sistema diseñado para evitar la fuga de divisas se convierte en parte de la fuga? “Porque es imposible impedirlo, habría que poner a todo el Estado a vigilar las importaciones y verificar que cada dólar que cada empresa o persona solicita se utilice en lo que dijeron que lo usarían”, precisó Guerra.
Los favorecidos
Giordani, en su libro “Impresiones de lo Cotidiano” y en entrevistas concedidas en los últimos meses, ha acusado a los banqueros y empresarios de haberse hecho con divisas de manera fraudulenta y por ello los ha tachado de “parásitos”, pues se “le dan 30 o 40 mil millones de dólares al año, cuando lo que exportan son 3 mil millones”.
La historia reciente está llena de casos de empresarios y banqueros que se han enriquecido a costa del control de cambios. Uno de los primeros casos emblemáticos es el de Microstar, empresa propiedad del hombre de negocios vinculado al chavismo, Gustavo Arraiz, quien fue procesado y pasó cinco años tras las rejas porque en 2003 recibió más de 27 millones de dólares oficiales para importar computadoras y no trajo el número de equipos que anunció.
“Con el control de cambio se han enriquecido empresarios y funcionarios por igual. Ninguno de los dos grupos ha estado exento y eso lo ha propiciado la opacidad que ha rodeado la administración de las divisas”, dijo de Freitas, para quien la falta de investigación a las denuncias de Giordani solo puede calificarse como complicidad.
Militares salpicados
En predios judiciales se asegura que no son pocos los militares involucrados en negocios turbios con las divisas y no debería extrañar porque el grueso de los ministerios del área económica (Finanzas, Industria, Alimentación, Agricultura y Tierras y Energía Eléctrica), así como de las empresas públicas están en manos de uniformados, eso sin contar las aduanas.
“Oficial que designan en un organismo del Estado inmediatamente crea una empresa en la que figuran familiares, parientes o conocidos para comenzar a solicitar dólares para importar cualquier cosa”, reconocen fuentes judiciales. Sin embargo, hasta el momento solamente hay un uniformado tras las rejas sospechoso de adjudicar irregularmente divisas: el teniente coronel Francisco Navas Lugo, ex gerente de Importaciones de la extinta Cadivi.
La danza de los millones
259 mil millones de dólares. Este es el monto que Giordani, Navarro y desde Marea Socialista calculan que se ha fugado del país desde la implantación del control de cambios en 2003. Semejante fuga es imposible de lograr sin la participación de funcionarios públicos, señalan los mismos denunciantes y por eso no son pocas las miradas que apuntan hacia quienes dirigieron Cadivi, en particular al ahora general Manuel Barroso, quien pese a haber estado al frente del organismo siete años aún no ha sido llamado a declarar por el Ministerio Público, el cual asegura que investiga a más de medio millar de empresas sospechosas de obtener fraudulentamente divisas.
Desde el chavismo disidente calculan que unas 10 mil empresas estarían involucradas en este desfalco. En promedio, cada año el Gobierno adjudicó 6,9 millardos de dólares de más para pagar bienes importados, cifra que equivale a 43% de las reservas internacionales actuales.
Información de Diario de las Américas.