El gobierno de Brasil, que mantiene relaciones amistosas con la administración de Maduro y ha hecho discretas gestiones para destrabar el pago de la deuda — no ha informado el monto exacto de lo que debe Venezuela.
En el 2014, las exportaciones de Brasil a Venezuela totalizaron 4,630 millones de dólares, según cifras del Ministerio de Desarrollo, Industria y Comercio Exterior (MDIC).
La deuda se forjó al ritmo de las dificultades que los importadores y líneas aéreas con operaciones en Venezuela tienen para obtener dólares. Las dificultades aumentaron a partir de 2013, con el gobierno del sucesor y ahijado político de Hugo Chávez, Nicolás Maduro.
Según el director ejecutivo de la Cavenbra, los sectores más afectados por los atrasos son las líneas aéreas, las contratistas de obras de ingeniería y los exportadores de textiles, calzados y autopartes, todos considerados rubros no esenciales por parte del gobierno venezolano a lo hora de venderles divisas.
Portela dijo que ese grupo de empresas tiene ingentes dificultades para adquirir dólares a cambio de los pagos que reciben localmente, en un país donde funcionan tres tasas oficiales de cambio.
En contraste, los exportadores brasileños de alimentos -considerado un rubro prioritario por el gobierno- sufren atrasos no mayores a seis meses en los pagos.
Con la situación cambiaria en Venezuela, las importadoras de productos brasileños están cerrando sus puertas o se encuentran en vacaciones colectivas en espera de lo que disponga el gobierno de Maduro. Las contratistas están recortando obras y despidiendo personal.
Esta semana el Ejecutivo venezolano anunció que legalizará el mercado libre de divisas, que el gobierno de Chávez había ilegalizado, como una forma de estimular el ingreso de divisas al país.
Fuentes gubernamentales brasileñas citadas por Valor confirman que la deuda forma parte de la agenda de conversación entre ambos países, pero no dieron precisiones sobre cuál es la posición del gobierno venezolano.
El empresario Portela estima que la situación tiende a empeorar, ya que, sumido en una crisis financiera, el gobierno de Maduro privilegiará apenas la importación de alimentos y medicinas, lo cual podría aplazar las importaciones y pagos para otros sectores.