El mundo entero quedó en shock al escuchar las palabras de Roger Jiménez, un controversial pastor venezolano, residido en Estados Unidos, que justificó la muerte de 49 personas en un club gay en Orlando. «Se lo merecen», dijo con total frialdad en un discurso en la iglesia a la que servía en la ciudad de Sacramento.
El sacerdote fue luego entrevistado para aclarar sus palabras, pero no se retractó y por el contrario reiteró que «a todos los gays debían volarle los sesos». «Yo estaría bien con que los mataron a todos», dijo.
Pues bien, sus palabras causaron tal indignación en su comunidad que el pastor fue botado del edificio en donde se encuentra su iglesia.
Y es que cientos de personas se reunieron el pasado domingo frente al recinto para protestar en contra de los comentarios del pastor, que calificaron como homofóbico e irresponsable.
Según reseña El Nuevo Herald, la compañía que administra la propiedad en Sacramento, California, decidió no renovarle el contrato de alquiler a la congregación de Jiménez, Verity Baptist Church.
«No vamos a tolerar inquilinos que promueven el odio y la muertes de inocentes», dijo la contratista.