El guarda de seguridad Jesús Campos amaneció este jueves convertido en héroe después de que las autoridades de Las Vegas (EE.UU.) reconocieran su participación en la operación para frenar el tiroteo que cometió el jubilado Stephen Paddock, quien la noche del domingo mató a 58 personas.
“Su valor fue asombroso”, declaró este miércoles el alguacil del condado de Las Vegas, Joe Lombardo, durante una comparecencia ante los medios de comunicación en relación con la masacre, en la que más de 500 personas resultaron heridas.
Campos, que trabaja en la seguridad del hotel desde el que Paddock abrió fuego, el Mandalay Bay Resort, fue el primero en ubicar la habitación desde donde se estaban realizando los disparos sobre una multitud de 22.000 personas que en ese momento asistía al festival de música country Route 91 Harvest.
El guarda de origen latino, que se encontraba desarmado, acudió a la habitación de la planta 32 e, incluso, llegó a llamar a la puerta con la intención de poner fin a los disparos.
La respuesta de Paddock fue disparar desde el otro lado de la pared, hiriendo a Campos en la pierna.
Cuando llegaron las fuerzas del orden, doce minutos después de que se produjera el primer disparo, Campos les indicó donde se encontraba el sospechoso y les dio las llaves de la habitación.
“En la aproximación inicial, al mirar por las cámaras, se podía ver que varias ráfagas de disparos habían sido disparadas a través de la puerta (…). Esas fueron las ráfagas que (Paddock) disparó con el propósito de abatir al guarda de seguridad”, señaló Lombardo.
Al entrar en el cuarto, la Policía encontró a Paddock muerto, por lo que consideran que se suicidó tras cometer la matanza.
“Le dio la llave de la habitación a nuestros agentes y después continuó despejando las habitaciones hasta que le ordenaron buscar asistencia médica”, reconoció el alguacil, quien comentó que fue “sorprendente” que Campos no recibiera más impactos de bala ante la cantidad de disparos efectuados por Paddock.
“Tan solo estaba haciendo mi trabajo”, señaló Campos en una entrevista telefónica concedida al canal televisivo ABC, en la que dijo estar “bien”.
En las últimas horas, las autoridades han comenzado a barajar la posibilidad de que Paddock, que tenía unos 22 kilos de explosivos y cerca de 1.600 balas escondidos en su automóvil, no trabajara solo.
“Hay que asumir que, en algún momento, debió contar con ayuda”, sentenció Lombardo.
Con información de EFE
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