El secretario general de la Organización de los Estados Americanos (OEA), Luis Almagro, fue condecorado este jueves con el premio Francisco de Miranda por su lucha por la libertad en el hemisferio y que para él tiene una significación profunda, porque viene de la mano del dolor de un pueblo entero, como es el venezolano.
El galardón, otorgado por el Instituto Interamericano para la Democracia, cuyo presidente es el cubano Carlos Alberto Montaner, viene de la mano de del sufrimiento y de las angustias de esa nación, que sufre de faltas de libertades, de opresión y en donde ocurren asesinatos políticos y se detiene a personas por sus ideas.
Durante una ceremonia celebrada en el campus Wolfson del centro universitario Miami Dade College, Almagro puso de relieve que el sistema represivo ha ido desangrando al pueblo de esa nación, y que ello ha hecho que en cada una de las manifestación de los últimos meses se registre uno o dos muertos hasta superar la cifra de 130.
Ningún país, ningún Gobierno, ninguna organización internacional puede ser indiferente al sufrimiento del pueblo venezolano, manifestó Almagro durante la ceremonia, en la que recordó que la OEA declaró por consenso que en Venezuela hay una alteración del orden constitucional que afecta gravemente a su orden democrático.
El excanciller uruguayo está estos días en Miami para diferentes actos, entre ellos un foro de exmandatarios latinoamericanos convocado por la Iniciativa Democrática de España y las Américas (IDEA) y la Cátedra Mezerhane sobre Democracia, Estado de Derecho y Derechos Humanos del Miami-Dade College (MDC), realizado el miércoles.
Este jueves, Almagro firmó en esta ciudad del sur de Florida un acuerdo con la Asociación de Abogados de Estados Unidos (ABA) para promover el Estado de Derecho y defender la democracia en las Américas.
Durante el acto de la firma, celebrado en el Hotel Marriot, hizo hincapié en los desafíos económicos de la región y la importancia de la inclusión social para evitar que la población en riesgo vuelva a pobreza, en un momento en que se registra en América Latina y el Caribe un período de recuperación lenta que necesita ser sostenido.
Destacó que en el transcurso de la pasada década 70 millones de personas salieron de la pobreza y se registró un aumento de la clase media, al mismo tiempo que los analistas prevén un aumento en el producto interno bruto de América Latina y el Caribe del 1,2 % en 2017 y del 2,3 % en 2018.
No obstante, advirtió que estos logros económicos y sociales estarían en riesgo si es que no hay una recuperación sostenida y aseveró que, según datos del Banco Mundial, el 40 % de la población de la región es vulnerable y propensa a volver a caer en la pobreza.
América Latina y el Caribe también sigue siendo la región más desigual del mundo con tasas de pobreza inaceptablemente altas de casi el 30 %, resaltó el uruguayo.
El acceso a educación de calidad, y la inversión en tecnología e innovación son elementos clave de desarrollo y, en el caso de los avances tecnológicos, de movilización de la ciudadanía contra la corrupción y en demanda de transparencia y responsabilidad, dijo.
Agregó que Venezuela es un buen ejemplo del costo que suponen las instituciones democráticas quebradas, así como la corrupción, exclusión y polarización.
La desigualdad y la corrupción están frenando nuestras democracias y nuestras economías. Tanto el poder político como la riqueza se fortalecen cuando están claramente separados, manifestó el secretario general.
Con información de EFE
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