La frontera de Colombia con Venezuela, una línea que se extiende por 2.219 kilómetros desde la selva amazónica hasta el mar Caribe, permanece en calma este martes 10 de septiembre día del inicio de las maniobras militares con despliegue de misiles incluido, según anunció Nicolás Maduro.
En Cúcuta, principal punto fronterizo, las actividades se desarrollan con normalidad y la gente parece ajena al despliegue militar venezolano que, según algunas informaciones, tiene su punto fuerte en la localidad de La Fría, en el vecino estado Táchira, a unos 50 kilómetros en línea recta de esta ciudad colombiana, capital del departamento de Norte de Santander.
El consejero presidencial de Derechos Humanos y Asuntos Internacionales de Colombia, Francisco Barbosa, afirmó este lunes que el país está en «alerta máxima» ante los ejercicios militares, mientras que la vicepresidenta, Marta Lucía Ramírez, dijo hoy que «no se puede caer en provocaciones» como las de las maniobras de Maduro.
A pesar de la cautela, en los principales pasos fronterizos de Cúcuta con las ciudades venezolanas de Ureña y San Antonio del Táchira impera la normalidad, salvo por unos cuantos soldados con fusiles y en uniforme de combate que circulaban por el lado colombiano del puente Francisco de Paula Santander, uno de los tres que comunica a los dos países.
La atención de Cúcuta estaba más volcada este jueves al aeropuerto internacional Camilo Daza donde a mediodía una multitud, soldados incluidos, esperaba la llegada de la tenista Camila Osorio, campeona en la categoría júnior del Abierto de Estados Unidos, para darle la bienvenida en un recorrido por las calles de la ciudad.
Los cucuteños siguen pendientes de las noticias sobre las advertencias bélicas de Maduro pero sin inquietarse demasiado y confiados en que las maniobras militares no pasarán de un ensayo de su máquina de guerra.
Para Luis Tarazona, un músico cucuteño de 68 años que pasa gran parte de sus días de jubilación en un parque del centro de la ciudad, Maduro representa una amenaza para Colombia, pero cree que estos actos son una señal de que el régimen se está quedando sin energía.
«Eso es provocación, mostrando el poderío él (Maduro) piensa que con eso le van a tener miedo, o temor, pero está perdiendo el tiempo, ya se siente acorralado», dijo Tarazona a Efe refiriéndose a las maniobras en la frontera.
Tarazona considera que el Gobierno colombiano hace lo correcto al no seguirle la corriente a su discurso belicista con el argumento de que desde este país se busca causar un «conflicto armado».
El mandatario reforzó su retórica armamentista después de que el Gobierno colombiano denunciara que Maduro le brinda protección en su territorio a grupos armados ilegales como la guerrilla Ejército de Liberación Nacional (ELN) y disidentes de las FARC.
El Gobierno «no debería de hacerle caso (a Maduro), debe hacer caso omiso de lo que él dice, porque esto es un sofisma de distracción para la mala situación que viven allá», afirmó.
La zona de la ciudad más cercana a la frontera se encuentra atestada de venezolanos comprando productos de primera necesidad, otros que se dedican a la venta callejera informal y unos tantos reclamando las remesas que envían sus familiares desde el extranjero.
Justo allí, en el puente internacional Simón Bolívar, principal puerta de entrada de inmigrantes venezolanos a Colombia, se ve un enorme flujo de personas que cruza la frontera como un día cualquiera, sin mostrar gran preocupación por esta primera jornada de maniobras militares que se extenderán hasta el 28 de este mes en los estados limítrofes de Zulia, Táchira, Apure y Amazonas.
Y es que muchos ya se han acostumbrado a amenazas de este tipo y hay quienes ven estas acciones como un arrebato más del mandatario del país petrolero.
Es el caso de Ytala Abular, una venezolana de 43 años que llegó a Colombia para visitar a su hija que está trabajando en Bucaramanga, capital del vecino departamento de Santander.
Abular, que acumula horas de viaje por tierra desde Caracas, asegura que no sabía nada de los ejercicios militares y que en su recorrido hasta la fronteriza San Antonio del Táchira no vio nada fuera de lo habitual.
«Desconozco lo que dijo el presidente Maduro, pero en realidad todo normal; lo que vi fue la revisión (controles) que siempre hacen cuando uno viaja», dijo a Efe.
La mujer explica que en ningún momento vio militares en ejercicios del lado venezolano e insistió en que no parecía estar ocurriendo «nada en especial».
«Es que no está sucediendo nada, yo vine normal, yo pensé que me iban a parar casi siete veces como la otra vez la Guardia (…) pero de verdad todo está tranquilo», relató.
Abular confía en que Maduro solo esté haciendo una amenaza más para ganarse el apoyo de su gente, agobiada por la crisis.
«Yo siempre he dicho que el (perro) que ladra no muerde, me imagino que si lo hace (desplegar tropas), lo hará un día y ya (…) ahorita la situación esta normal para pasar para acá, está tranquilo», insistió.
Con información de EFE
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