La viuda de Robin Williams, Susan Schneider, contó cómo fueron los últimos días de vida del actor mientras padecía una enfermedad mental y una fuerte depresión que lo condujo a al suicidio en el año 2014.
Se conoció que Williams fue diagnosticado con Parkinson tres meses antes de su muerte; sin embargo, en su cuerpo detectaron demencia con cuerpos de Lewy, una enfermedad degenerativa.
Schneider cuenta en el documental «Robin’s Wish» que fue particularmente terrible darse cuenta de que estaba teniendo dificultades para comprender la realidad, ya había experimentado insomnio, lo que llevó a que los médicos recomendaran a la pareja dormir en habitaciones separadas.
La mujer detalló que ante esta medida, su esposo le preguntó: “¿Significa que estamos separados?”.
Esa pregunta la recuerda como un momento «muy impactante»: «Cuando con tu mejor amigo, tu pareja, tu amor, te das cuenta de que hay un abismo gigante en alguna parte y no puedes ver dónde está. Eso simplemente no se basa en la realidad. Fue un momento difícil».
Durante una entrevista ofrecida recientemente al programa Today, reconoció que ni ella ni Williams sabían qué estaba ocurriendo; sin embargo, la autopsia reveló que había estado sufriendo una forma de demencia incurable que se manifiesta de forma agresiva en el cerebro que suele aumentar el riesgo de suicidio e incluye la depresión entre sus síntomas.
«Robin y yo sabíamos que estaban sucediendo muchas más cosas. Robin tenía razón cuando me dijo: ‘Solo quiero reiniciar mi cerebro’. En ese momento, le prometí que llegaríamos al fondo de esto. Simplemente no sabía que sería después de su muerte», contó.
Cabe destacar que la demencia con cuerpos de Lewy es el segundo tipo más común de demencia progresiva después de la enfermedad de Alzheimer.
Explicó que luego de la muerte de Williams tuvo conocimientos sobre lo que pasaba con su mente: «Me sentaron y me dijeron que básicamente Robin murió de demencia con cuerpos de Lewy. Empezaron a hablar de la neurodegeneración. No estaba en sus cabales. Me sentí aliviada de que tuviera un nombre. Robin y yo habíamos pasado por esta experiencia juntos, siendo realmente perseguidos por un monstruo invisible».
Se conoció que durante el último rodaje de Robin Williams, la tercera entrega de Una Noche en el Museo, el actor ya mostraba síntomas de demencia, su trabajo culminó tres meses antes de que se quitara la vida en su casa de California.
Al parecer Williams tuvo dificultades con su trabajo, reconoció Shawn Levy, quien trabajó con él en las tres cintas.
«Yo diría que un mes después de la filmación, estaba claro para mí, estaba claro para todos nosotros en ese set de rodaje, que algo le estaba pasando a Robin«, señaló.
Reveló que el reconocido actor «luchaba para recordar el diálogo y combinar las palabras correctas… Robin me llamaba, a las diez de la noche, a las dos de la mañana, a las cuatro de la mañana, y me decía: ‘¿Sirve? ¿Algo de esto sirve? ¿Apesto? ¿Qué está pasando?’ Yo lo tranquilizaba».
Redacción Maduradas con información de Infobae
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