Familiares de la diseñadora de modas y modelo venezolana Jennifer Ramírez Rivero revelaron nuevos detalles obre su asesinato, hecho al que sobrevivió su hijo de apenas dos años. El crimen ocurrió la sala del apartamento 305 de un edificio ubicado en el centro de Cúcuta, Colombia.
Composición Maduradas. Fotos: La Opinión.
Los allegados de la joven se congregaron en la funeraria Nuestra Señora del Carmen, ubicada en el sector Corral de Piedra, en esa ciudad, entre ellos su madre, quien llegó desde San Cristóbal para darle el último adiós a su hija y señaló que «en estos momentos, todo el mundo es sospechoso», refiriéndose al crimen que presumen ocurrió el pasado 20 de agosto, pero que se supo cinco días después, cuando el fuerte olor delató la tragedia.
Mientras que el padre, un médico general que trabaja en una cárcel en Bucaramanga, llegó con dos hermanos de la víctima para atender los procesos fúnebres.
La joven venezolana era propietaria de las marcas de ropa y accesorios Mac River y Jen River. En Venezuela tuvo algunos almacenes en Santa Teres, Barrio Obrero y Pueblo Nuevo de San Cristóbal, en el estado Táchira, los tres negocios cerraron debido a la crisis que se vive en el país.
En esa localidad venezolana, en el año 2000, participó en el reinado de San Sebastián. Además era modelo de su propia marca.
Sobre la vida personal de la joven se conoció que era madre soltera y desde que cerraron sus negocios en Venezuela decidió probar suerte en Colombia. Cuando llegó a ese país alquiló un apartamento frente a la Universidad Francisco de Paula Santander, pero en abril pasado se mudó a la dirección donde ocurrió su crimen.
Se ayudaba económicamente vendiendo tortas frente al edificio donde vivía.
Su progenitora contó que estuvo viviendo con ella por 22 meses, pero cuando el bebé tuvo los dos años se regresó a Venezuela.
La joven se privaba de ciertas comodidades, todos sus ingresos los ahorraba, porque quería salir del país, entre sus opciones estaba Argentina, donde planeaba expandir sus negocios.
A su llegada a Cúcuta intentó colocar su empresa, pero no le fue posible, por eso se rebuscaba y ahorraba dinero, explicó un hermano quien descartó que se tratara de un crimen pasional, pues algunos creen que se trató de un robo por el dinero que guardaba en el inmueble.
Las autoridades colombianas, al inspeccionar la escena del crimen, se percataron de que faltaba el dinero, además tampoco estaban las joyas, ni otras pertenencias de valor. Todo estaba desordenado, hasta sus prendas de vestir y bolsos fueron sustraídos del lugar.
Todas las luces del apartamento estaban apagadas, los pesquisas también encontraron una botella de licor y ropa interior húmeda en el baño.
Los parientes esperan que las cámaras de seguridad del edificio logren revelar quién entró al apartamento de la venezolana y le quitó la vida. Además recalcaron que no fue forzada la cerradura, por eso creen que era un conocido.
Una mujer la había amenazado
La diseñadora había sido amenazada por una mujer, eso quedó corroborado en un documento de citación. Esta información fue confirmada con una amiga cercana a la víctima, quien destacó que «una mujer le decía que la quería matar y la amenazó junto al niño. Por eso instauró la denuncia».
Sobre el padre del pequeño se supo, que la relación no terminó bien, pero mantenían contacto por el menor. El joven vive en Bucaramanga y acudió a la funeraria donde destacó que la vio por última vez hace un mes para el segundo cumpleaños del bebé y desde entonces hablaban solo por Whatsapp.
“Ella nunca le impidió que lo viera. Él quería al niño y pensaba meter abogados”, agregó la madre tras asegurar que dicha relación siempre fue tormentosa, y que el padre quería la custodia del pequeño.
Sospechoso
Un hombre que frecuentaba a la venezolana es el primer sospechoso de su asesinato, desde el lunes los vecinos no lo vieron más por la zona, tampoco asistió al entierro.
El niño quedó bajo protección del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar donde recibe tratamiento con antibióticos para curar una infección en una de sus mejillas, pero se encuentra estable.
El pequeño fue encontrado junto al cadáver en descomposición de su madre, estaba sucio, con gusanos en la boca. Una vecina lo bañó mientras llegaban las autoridades a la escena y luego lo trasladaron al Hospital Universitario Erasmo Meoz.
Determinaron que sobrevivió porque comió de unas tortas que su mamá había preparado para vender y tomó agua de unas botellas que ella tenía almacenadas a su alcance.
Redacción Maduradas con información de La Opinión.
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