«Solo tengo para darles 1 comida diaria a mis 7 hijos. Trato que pasen todo el día durmiendo», es el duro testimonio de una venezolana llamada Mirle Quijada, quien es reflejo de las cientos de familias en el país que viven los estragos de la crisis humanitaria que el régimen de Nicolás Maduro niega que existe.
«Ellos entienden, no es la idea per sí me entienen. A veces que se ponen a llorar y no es fácil», relató la mujer, quien agregó que lo poco que comen es gracias a las remesas que envía su esposo.
Su pareja decició migrar a Perú desesperado por la situación y para no dejar que su familia muera de hambre, en una Venezuela que ya no vive los niveles de escasez de años anteriores, pero si una brutal hiperinflación que coloca en jaque a la mayoría de la población.
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Redacción Maduradas
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