En la vorágine de la vida moderna, el trabajo se ha convertido en un protagonista indiscutible. Muchos creen que el desarrollo profesional es la llave maestra para alcanzar la ansiada felicidad. Sin embargo, según el profesor Joseph Fuller, de la Escuela de Negocios de Harvard, esta creencia puede ser un arma de doble filo, llevando a las personas por caminos inesperados.
EFE
De acuerdo con Fuller, el error más común que se comete al elegir las carreras radica en no ser honestos con nosotros mismos. Las personas se dejan arrastrar por metas que otros consideran símbolos de éxito, sin cuestionar si esas metas realmente los satisfacen. El ascenso, el aumento salarial o el prestigio pueden parecer soluciones mágicas, pero no siempre conducen a una felicidad duradera.
La trampa se activa cuando no se detiene a reflexionar sobre lo que verdaderamente desean. ¿Qué quieren lograr en su vida profesional? ¿Es más dinero, la pasión por lo que hacen o un equilibrio entre trabajo y vida personal? La clave está en ser sinceros con nosotros mismos y no dejarse llevar por expectativas ajenas.
Fuller señala que una vez identificadas sus prioridades, llega el momento de evaluar los sacrificios. Todo trabajo exige su cuota: renunciar al tiempo libre, laboral los fines de semana o aceptar condiciones laborales. Pero aquí está el quid: esos sacrificios deben estar alineados con lo que realmente valoran. No comprometan lo esencial por una ilusión de éxito.
Redacción Maduradas con información de El Tiempo.
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