La leyenda del circuito radial de Cardenales de Lara, Alfonso Saer padre, posteó a través de su hijo un conmovedor texto sobre los momentos que vivió el equipo tras la muerte violenta de los estelares peloteros José Castillo y Luis Valbuena.
Saer hizo referencia a lo difícil que fueron los minutos posteriores al accidente, cuando el bus de los Cardenales de Lara se aproximó a la trágica escena.
«Mis piernas temblaron y mi pulso se aceleró al salir del bus”, expresó la voz oficial de los crepusculares para contar lo que sintió al ver los cadáveres de ambos peloteros tras el accidente.
«Luis y José, jamás voy a olvidar sus dos apariciones de cierre. La tuya, Castillo, fue de verdad en el epílogo del juego y de la vida. Transmití tu hit en el noveno tramo, cuando sin saberlo, marcabas un adiós a la Caracas que te idolatró. Fue una candente rolata, tan parecida a tu fogoso carácter. El tercer imparable del careo, sexto en dos fechas. Un emergente entró a correr. Te sacaban del juego por estrategia. El destino — ¿creeremos en eso? — te excluiría del mundo terrenal horas más tarde en un suburbio acosado por la delincuencia que reparte odio y destrucción en el país. Antes, Valbuena, narré la que cerró tu vigorosa estadística en nuestro béisbol. Ocurrió en el segundo inning, como siempre peleando el turno, cuentas elevadas, selección en el plato, dedicación. Leñazo a la derecha y tu celebración habitual en la inicial. Siempre conversaba con mi hijo y le aseveraba: ‘Si alguien puede llevarnos al campeonato ese es Valbuena'», comentó con pesar Saer.
Posteriormente, refirió los dramáticos instantes que siguieron a la fatal colisión:
«Algunos gritaban los nombres de sus compañeros fallecidos. Todos, sin excepción, sollozaban. Ese instante, Luis y José, tardará en ser erradicado de esta mente que jamás presenció tal escena de incalificable dolor, con gente tan cercana.
La carta cierra con reflexiones que causan gran pesar:
«Cuando escriba el próximo lineup haré una pausa en los turnos del
medio y me provocará colocar allí sus nombres, Luis y José. Alguien ocupará esas casillas, ley de vida, pero ustedes nos harán falta,
mucha falta. El alado larense está profundamente herido, pero nunca muerto. Que este dolor severo y agudo se transforme en vigor y decisión en aras de un título que Valbuena pretendió desde la fecha inaugural, y Castillo vino a refrendar con experiencia y aplomo. Al escribir estas líneas la congoja ahoga mis sentimientos. Imposible evitar una lágrima espesa por cada uno, Luis y José. A ti, Carlos, sobreviviente, ánimo y fuerza. Por algo te protegieron. Hoy más que nunca quiero que desde el fondo de mi garganta resuene la estremecedora frase ‘Cardenales campeón'», concluye el texto.
Redacción Maduradas
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