Para una familia venezolana es casi imposible disfrutar de los días de asueto de Carnaval debido a sus bajos ingresos frente a una hiperinflación exorbitante.
Una familia de solo tres integrantes necesitará casi 90.000 bolívares para disfrutar de un día de playa, lo que equivale a casi cinco salarios mínimos.
Ir desde Caracas hasta el litoral central en Vargas cuesta 800 bolívares en transporte «pirata».
Además, un desayuno sencillo de dos empanadas y un jugo cuesta 3.700 bolívares y un almuerzo de pescado frito y tostones, 20.000 bolívares.
Los altos precios obligan a la mayoría de los temporadistas a llevar sus alimentos y bebidas, lo que trae pérdidas al sector turístico, reseña Unión Radio.
Una comerciante local, Sara Hurtado, explicó que se dedicaba a vender platos con pescado, hervidos y otros, pero debido a la situación se ha tenido que limitar a ofrecer solo empanadas o tostones.
Por su parte, la comerciante Darli Serrano explicó que las ventas bajan en la zona y sobreviven con lo poco que logran vender a diario y esto se debe al bajo poder adquisitivo de los venezolanos.
Redacción Maduradas con información de Unión Radio.
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