Tras su juramentación ante el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ), Nicolás Maduro salió del lugar, saludó brevemente a sus seguidores que lo esperaban a las afueras y abordó una camioneta blindada sin apenas mediar palabra.
A pesar de que había prometido saludar y recibir a las “bases del poder popular”, este pacto no fue respetado por el jefe de Estado y las peticiones que habían esperado hasta 7 horas, se quedaron en el aire.
De acuerdo con lo reseñado por Efecto Cocuyo, un grupo de milicianos provenientes del estado Cojedes confiaba en solicitar medicinas e insumos médicos para el Hospital Joaquina de Rotondaro y la reparación y ampliación de la Escuela Básica Concentrada Número 205 Ner-50, ubicada en Tinaquillo.
Del mismo modo, Asmira Camacho, integrante de la milicia de Cojedes, esperaba poder pedir un crédito para comprar un taxi, ya que su ingreso como pensionada no le alcanza. Sus labores como parte de la reserva no son remuneradas.
Del mismo modo, afirmó que no le llega la bolsa de alimentos de los Comités Locales de Abastecimiento y Producción (CLAP) desde hace más de 6 meses.
Por su parte, algunos exigían a Maduro que atendiera la situación de la hiperinflación y corrupción que azota a Venezuela.
Redacción Maduradas con información de Efecto Cocuyo
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