Venezuela se ha convertido en una selva de concreto, donde el más fuerte sobrevive. Innumerables han sido los casos de linchamiento en los últimos seis meses, en los que los ciudadanos han tomado justicia con su propia mano ante la falta de políticas de seguridad por parte del Estado.
El hombre cae al pavimento con la cabeza envuelta en llamas. Emite un grito ahogado. Se queda tranquilo por unos segundos, como si intentara resistir el dolor. Pero se sienta y se queja otra vez, mientras el fuego consume su vestimenta y su piel. Vuelve a caer al piso y se impacta con más fuerza. Los vehículos y la gente transitan con tranquilidad. Solo se escucha alguien que dice: «Que siga robando, pues».
Antes de quemarlo, residentes de Los Frailes de Catia golpearon a este presunto delincuente, que habría intentado robar una unidad de transporte público, se reportó a través de un video el 10 de marzo. Se desconoce si está vivo o cuál es su estado de salud.
En otro video, subido también a Youtube, un grupo de personas patea y golpea con palos y palas de construcción a un hombre que, según denuncia uno de los presentes, robó a una mujer embarazada. En un enfoque de la cámara, se ve que le dejan la cara ensangrentada. La piedad lleva a algunas mujeres a pedir a los agresores detenerse. Pero al hombre le bajan el pantalón y le quitan los zapatos. «Ahora sí vas a llorar», le grita alguien. El video termina sin conocerse el desenlace. Este hecho ocurrió el 2 de marzo en la estación de gasolina de La Floresta.
El martes 15 de marzo en la noche, dos presuntos ladrones fueron linchados en Sabaneta, estado Zulia, por intentar robarle el carro a un conductor, reseñó El Nacional.
Estos y otros casos más de linchamientos y golpizas contra supuestos criminales se han notificado este año, pero no existen datos oficiales de la cantidad de veces que han ocurrido. La situación no es nueva: en octubre del año pasado lincharon y quemaron a un presunto delincuente en Petare por intentar robar. Y en noviembre golpearon entre varias personas a un sujeto en la estación del Metro Los Dos Caminos por despojar a una mujer de sus pertenencias.
Aunque la violencia no es justificable desde ningún tipo de vista, la indignación y cansancio de los venezolanos llegó a su límite ante la impunidad reinante en el país.