En entrevista brindada al portal Tane Tanae, una joven venezolana de unos 27 años de edad, identificada con el nombre falso de Ángela, describió lo que vivió cuando intentó migrar a Trinidad y Tobago por sugerencia de una “amiga” suya que ya se encontraba en la isla.
Tane Tanae
Al parecer, la muchacha habría trabajado en un bar antes de que iniciara la cuarentena, pero una vez decretado el confinamiento, quedó desempleada y, aunque su compañera le ofreció otro trabajo en un bar clandestino, ella no lo aceptó.
En una ocasión, su amiga le dijo que irían a una reunión con unos “amigos”. La casa era, según la venezolana, muy lujosa. Allí conoció a un hombre supuestamente llamado “Jazz Mohamed” que, al parecer, le coqueteó insistentemente durante la celebración hasta que ella aceptó salir a pasear con él por los jardines de la propiedad.
A pesar de que no había tomado mucho, Ángela le aceptó un trago y, luego de unos 10 minutos, comenzó a sentirse muy somnolienta: “Estaba como con mucho sueño y me daba vuelta la cabeza. Estaba muy débil, no veía bien”.
En ese momento, supo que había sido drogada y, pese a que intentó correr, se cayó en el camino. Jazz la tomó con fuerza y la violó violentamente, tanto que la muchacha afirmó que sentía dolor, aunque estaba drogada, y, cuando el hombre terminó, las partes íntimas de ella sangraban.
Jazz salió corriendo del lugar y la dejó tirada en medio del jardín en donde ella perdió el conocimiento. Cuando despertó, estaba en una habitación, presentaba heridas leves y le habían colocado un protector vaginal.
En ese momento, llegó el dueño de la casa e increpó a la amiga de Ángela que se encontraba en el lugar.
“Yo le dije que era solo una cita y mira lo que hizo. Ahora estamos en problemas”, habría dicho la mujer.
A lo que el hombre respondió: “No, yo no estoy en problemas. Tú y él están en problemas”.
Aparentemente, según el relato de Tane Tanae, el hecho no pasó a mayores y las dos amigas se fueron a casa. Ya entonces Ángela tenía la certeza de que su «amiga» la había vendido a una red de trata de personas.
Sin embargo, esa no fue la peor parte: poco después, la joven comenzó a recibir mensajes amenazadores para que no denunciara el hecho. Las amenazas fueron tan reiteradas que, finalmente, Ángela decidió irse de Trinidad y Tobago. Se instaló en otro país de América Latina.
Redacción Maduradas con información de Tane Tanae
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