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¡MUY FUERTE! «La gente moría delante de mí»: el dramático relato de una ecuatoriana para retirar el cuerpo de su padre en Guayaquil

El pasado viernes 27 de marzo, un hombre fue ingresado en el Hospital General Guasmo Sur de Guayaquil, la ciudad de Ecuador que se ha convertido en el epicentro del coronavirus en ese país, por presentar problemas respiratorios.

Vicente Gaibor del Pino / Reuters

Luego terminó «llevado a un consultorio, junto a más personas enfermas», mientras su esposa permanecía a su lado y sus hijas salieron en búsqueda de oxígeno, que pudieron encontrar, narró Silvia, nombre ficticio de una de las hijas.

Dos días más tarde, a los familiares se les informaron que el hombre se le llevaría a una sala que habían habilitado con todos los equipos, para recibir hasta 50 personas. Su esposa lo dejó en ese espacio, sin el oxígeno que lograron comprar, porque ya iba a obtener la atención necesaria.

Al siguiente día, contactan a la familia para indicarles que al paciente «lo entubaron» y, el martes, les dijeron que «le dio un paro cardiorrespiratorio y que no resistió», confiesa Silvia.

No estaba en el listado de fallecidos

Sin embargo, ese era solo el inicio de la “pesadilla” que experimentó esa joven, afirma. El médico le explicó que debía trasladarse a la oficina de Admisiones del centro asistencial, para comenzar los trámites para retirar el cadáver de su padre. Cuando llegó al lugar, la cola de las personas que esperaban por realizar el papeleo era larga. Después de cuatro horas de espera logró que la atendieran.

Pero la persona que la atendió, le comunicó que su padre no se encontraba en el listado de fallecidos. Luego de la insistencia y las averiguaciones, el funcionario le dijo que el médico que le prestó atención a su progenitor todavía no había hecho el parte de la defunción.

Vicente Gaibor del Pino / Reuters

«Junto a mí había dos personas, quienes reclamaban porque no encontraban el cuerpo de sus familiares y estaban en la fila por tercer día para buscarlos, precisó.

Luego de dos horas más de espera, le confirman que su padre sí había muerto. Enseguida, la ayudan con el trámite, que envuelve, entre otras cosas, el Formulario de Defunción del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC), donde se revela la causa de la muerte y, en el caso de su padre, no señala que sea por covid-19.

Encontrar ataúd y cementerio

Al lograr obtener el certificado de defunción y antes de retirar el cuerpo de su padre, la joven tenía que conseguir un féretro. Asegura que recorrió gran parte de la mayoría de las funerarias de Guayaquil, pero ninguna contaba con ataúdes.

«Me querían vender un ataúd en 1.300 dólares y 300 más para hacer el trámite que yo ya había hecho gratis«, subrayó, aunque gracias a una amiga de su madre, pudieron encontrar un cajón más barato.

Silvia resaltó que “al principio la idea era cremarlo”, porque su padre así le habría gustado, pero conseguir un crematoria era más difícil todavía. “Las citas para cremar te las daban para dentro de dos semanas”.

Vicente Gaibor del Pino / Reuters

Además, debía hallar el sitio para darle la sepultura final a su progenitor. Rechazó la idea de acudir al Cementerio General de Guayaquil, porque supo que tenía que hacer fila desde las 2:00 de la mañana para que a las 11:00 le dijeran si se encontraba entre los 50 seleccionados para realizar el trámite ese día. Tampoco consiguió en los camposantos Jardines de Esperanza ni en Parque de La Paz.

Finalmente, encontró lugar en un cementerio de la vecina ciudad de Durán, donde le pidieron «una entrada de 1.000 dólares»; después se enteró que ahora solicitaban 1.300.

Hasta 10 días tratando de retirar un cadáver

Al final de la tarde, luego de tener ataúd y bóveda, Silvia regresó al hospital para entregar el certificado de defunción y hacer el último trámite antes de reclamar el cadáver de su padre.

«Estuve como tres horas haciendo fila. Ese día fue peor. Ahí en esas tres horas vi llegar a cuatro personas sin signos vitales; personas entrar con su tanque de oxígeno y después de una hora el familiar ya estaba haciendo fila en admisiones, porque su familiar falleció; gente desesperada llegando y el único médico de emergencias con solo una enfermera ayudando a restablecerlo, mientras le decían al familiar que no tenían oxígeno, que vayan a buscar un tanque. Y la gente moría delante de mí«, describe la joven.

Después de esas horas, obtuvo los papeles que le restaba para reclamar el cuerpo de su progenitor. Ella tenía tres días tratando de retirar el cadáver, mientras otros tenían 10.

Redacción Maduradas con información de Actualidad RT.

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