Nadie se aventura a indicar un futuro positivo para Venezuela, donde una profunda crisis general ahuyenta hasta a los nacidos en esta nación, sumida en la miseria más humillante por políticas erradas de un Gobierno que se autodenomina socialista.
Actualmente parece inevitable que Venezuela, que desde hace décadas promociona un «paraíso socialista», se desintegrará antes de finales de año.
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La violencia y el caos está empezando a extenderse. El domingo, el Financial Times citó informes de la morgue de la ciudad capital de Caracas abrumado con el hedor de los cadáveres que se amontonan.
No ha habido ningún dato oficial de homicidios de Venezuela desde 2006, pero El Nacional está reclamando «5.186» asesinatos de 2016 hasta la fecha. Uno de estudios local pone la velocidad a 92 homicidios por cada 100.000 habitantes.
Es casi cinco veces la tasa en el año antes de que Hugo Chávez llegó al poder, reseñó Business Insider.
Hace diecisiete años Chávez trajo a su revolución socialista en Venezuela. Ahora, apenas dos años después de su muerte, los linchamientos, los brotes de la prisión, las protestas estudiantiles mortales, y las ejecuciones de la mafia están dominando las páginas de los periódicos nacionales.