¿Caerá Venezuela en default? El fantasma de una suspensión de pagos vuelve a rondar al correr los plazos para que el país cancele 3.767 millones de dólares de deuda en lo que resta de 2017.
La petrolera estatal PDVSA debe pagar el viernes 985,1 millones de dólares de amortización parcial de su bono 2020; y el próximo jueves, 1.169,1 millones de un papel que se extingue ese día.
El capital de ambos instrumentos no tiene período de gracia -a diferencia de los intereses (30 días)-, por lo que PDVSA está obligada a pagar un mínimo de 842 millones de dólares el viernes, y 1.121,5 millones el 2 de noviembre.
De no hacerlo, el país incurriría automáticamente en incumplimiento, añadiendo más problemas a su colapsada economía.
La probabilidad de que PDVSA caiga en default en 2018 subió a 79%, y a 99% para los próximos cinco años, según Bloomberg.
Ya la calificadora de riesgos SP Global Ratings colocó los bonos de PDVSA bajo vigilancia negativa, un temor alimentado por las sanciones que Estados Unidos impuso a Venezuela en agosto.
Esas medidas prohíben a los estadounidenses negociar nueva deuda pública venezolana y, según expertos, ya impactan los medios de pago del gobierno.
En total, entre deuda soberana y de PDVSA, el país petrolero debe pagar 1.634 millones de dólares en octubre; 1.890,6 millones en noviembre, y 242,5 millones en diciembre, según la firma Aristimuño Herrera & Asociados.
Entre el 12 y 21 de octubre tenía que cancelar intereses por varios papeles con período de gracia, de los cuales -según consultoras privadas- solo ha saldado 41,21 millones de dólares del PDVSA 2037.
Las reservas venezolanas se ubican en 10.088 millones de dólares, el nivel más bajo en dos décadas.
Pagar a toda costa
Los temores de default se fundan en los dramáticos índices y las escasas probabilidades de un repunte significativo del crudo, fuente de 96% de las divisas en este país dependiente de las importaciones.
El PIB se contrajo 36% en los últimos cuatro años, según la firma Econoanalítica, que calcula en 12.000 millones de dólares el déficit externo para 2018, cuando, asegura, Venezuela entrará en hiperinflación. El FMI proyecta que será de 2.349,3% en 2018.
Sin embargo, el gobierno socialista de Nicolás Maduro intentará evitar a toda costa una cesación de pagos, como ha sido su política basada en una agresiva reducción de importaciones, opinan analistas consultados por la AFP.
“Tratará de pagar bajo cualquier circunstancia. El gobierno es consciente de que el costo de no hacerlo es muchísimo más alto que el costo de hacerlo”, dijo César Aristimuño.
Pero cumplir con los acreedores -que según Maduro están en un 70% en Estados Unidos- avizora que la escasez de alimentos y medicinas -de los cuales el Estado es el mayor importador- seguirá siendo aguda.
Las importaciones cerrarán este año en 12.500 millones de dólares, frente a unos 70.000 millones de 2012, de acuerdo con Ecoanalítica.
Según esta consultora, para hacer caja Maduro congeló en septiembre la asignación de divisas al sector privado. El gobierno monopoliza esos recursos mediante un control de cambios.
De honrar sus compromisos, habrá pagado este año 9.914,5 millones de dólares, detalla Aristimuño. Las obligaciones de 2018 suman 8.018 millones, de una deuda externa estimada en 100.000 millones de dólares.
Maduro se jacta de haber pagado 60.000 millones de dólares en compromisos internacionales desde 2015, a pesar de lo que denuncia como una “guerra económica” de Estados Unidos y la derecha local.
Reestructurar deuda
Con ese panorama, ¿hasta dónde podrá estirar la cuerda Maduro?. Henkel García, de la firma Econométrica, ve “imposible que Venezuela pueda seguir sin reestructurar su deuda”, por lo que “en algún momento, en los próximos años, tendrá que hacerlo”.
Ello pasa por negociar con sus mayores acreedores: China, a la que adeuda 28.000 millones de dólares, y Rusia (8.000 millones), indica Aristimuño.
Moscú se mostró abierto a discutir esta cuestión, en un contexto de interés por la explotación de una rica reserva minera en el sur venezolano.
Pero ninguno de los dos países ha dado señales concretas de querer financiar los 12.000 millones de dólares que requiere Venezuela en 2018.
El Fondo Monetario Internacional (FMI) descartó estar analizando un eventual rescate de Venezuela, que rompió relaciones con la entidad en 2007.
“No existe ningún tipo de discusión con las autoridades acerca de un programa del Fondo para Venezuela”, dijo a la AFP en Washington un portavoz del organismo. “No hemos tenido contactos pertinentes con las autoridades (venezolanas) desde hace al menos 10 años”, añadió.
Con información de AFP
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