Todavía hay demasiada tela que cortar en el caso de los sobrinos de la pareja presidencial. Su caso ha dado para mucho y todavía seguirá dando más. En Estados Unidos no le quitan la lupa a ese tema, del que ya se han filtrado varias informaciones a través de medios internacionales. El caso de los llamados narcosobrinos parece una novela por entrega.
Uno de los más recientes capítulos de este culebrón lo contiene un trabajo publicado en Diario Las Américas por la periodista Jessica Carrillo Mazzali, quien ha cubierto todo lo relacionado con el caso de Efrain Campos Flores y Franqui Francisco Flores De Freitas.
La reportera ha dicho en reiteradas ocasiones que toda esta información proviene de documentos oficiales de la Corte de Nueva York, de manera que no hay especulaciones sobre el caso.
En la nota, titulada Revelan contenido de la confesión a la DEA de los sobrinos de Cilia Flores, Carrillo Mazzali recoge las voces de Campos Flores y Flores De Freitas, quienes revelan cómo es el negocio al que se dedicaban.
«Durante el vuelo de Haití a Nueva York, tanto Efraín Campos Flores como Franqui Francisco Flores De Freitas respondieron a un interrogatorio realizado por los oficiales de la DEA que participaron en su detención. Contrario a lo que la defensa argumenta, las minutas y declaraciones de los oficiales aseguran que ellos tuvieron conocimiento de sus derechos previo al interrogatorio y que toda la información suministrada fue dada de forma voluntaria», narra la periodista.
De acuerdo con las revelaciones de los acusados, un hombre apodado “El Gocho” sería el encargado del suministro de la droga. Él y Campos Flores se conocieron gracias a un individuo llamado o apodado “Hamudi”.
Sandalio González, agente especial de la DEA que participó en la operación y en la detención de los sobrinos, le preguntó a Campos Flores dónde escondía los 800 kilos de cocaína y éste le respondió que hasta el momento solo le habían entregado un kilo, ya que “El Gocho” se negaba a suministrarle toda la droga por precaución: era la primera vez que hacían negocios juntos.
«Sin embargo, Campos Flores luego declaró que “El Gocho” le daría los kilogramos de droga necesarios para el negocio y que el pago seria una vez que Campos Flores recibiera el dinero. El oficial de la DEA preguntó si sabía dónde conseguiría su proveedor la droga, a lo cual Campos Flores respondió que la cocaína venía de las FARC», se lee en la nota de Carrillo Mazzali.
Ahora vayamos con «Hamudi». Cuando a Campos Flores le preguntaron si conocía el nombre real de este individuo, respondió que no lo sabía y que a este lo habían asesinado unos 15 días antes. Es decir, a finales de octubre de 2015.
En el caso también estaban involucrados otros dos hombres. Uno de ellos, apodado “El Mexicano», se encargaría de distribuir la droga en Estados Unidos. El otro se hacía llamar «El Sentado» y era uno de los informantes de la DEA (quedó en silla de ruedas después de un accidente). Su misión era hacer el puente con la persona (Roberto de Jesús Soto García, acusado por la Corte del Distrito Sur de Nueva York y cuya solicitud de extradición fue recibida en Honduras) que haría pasar la droga por el aeropuerto de Roatán, en Honduras.
«Flores De Freitas indicó que de la transacción se obtendrían 5 millones de dólares. De los cuales aproximadamente unos $560.000 serían para él. González pidió que explicara en detalle el negocio, a lo cual Franqui indicó que: 400 kilogramos pertenecían a “ El Mexicano”, 100 kilogramos a Efraín Campo Flores, 100 kilogramos a Flores De Freitas y 200 kilogramos correspondían a «El Gocho.” González preguntó a Flores cuál es el precio que se pagó por la cocaína y el acusado declaró que «El Mexicano» estaba pagando unos $12.000. El agente de la DEA preguntó si sabía a dónde iba la cocaína y Flores declaró que «El Mexicano» dijo que llevaría las drogas a México y luego a muchas otras ciudades dentro de los Estados Unidos», escribe la periodista Carrillo Mazzali.
En la nota, se señala que Campos Flores aseguró que a “El Sentado” le pagaron unos $900.000 para que facilitara la recepción de la cocaína en Honduras y para que les diera a sus contactos “una tajada”. Según el agente González, este hombre fue asesinado en diciembre de 2015.
Otra de las preguntas que González le hizo a Campos Flores era si había contactado a algún militar o funcionario del gobierno venezolano para pasar la droga por el aeropuerto internacional Simón Bolívar. La respuesta del sobrino de la «primera combatiente», Cilia Flores, fue de antología:
«Que podría haber pasado las drogas por el aeropuerto muy fácilmente debido a quien era y debido al acceso que tiene en el aeropuerto”. Añadió que “no tenía necesidad de coordinar con nadie para lograr esto”.
Cuando el oficial le preguntó si en su familia conocían de sus negocios, el sobrino dijo que no, que de haber sabido lo habrían matado.
Con información de Diario Las Américas
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