Este sábado 31 de agosto, unidades del Servicio Nacional de Fronteras de Panamá detectaron un campamento clandestino, en plena selva de Darién, frontera natural entre Colombia y Panamá. Aparentemente, en el mismo, se vendían ilegalmente víveres y servicios a migrantes irregulares que cruzan esa peligrosa jungla en su viaje hacia Norteamérica.
El campamento constaba de más de 55 chozas y se encontraba ubicado a orillas de un río en una comunidad de la comarca aborigen Emberá en Darién. Su hallazgo estuvo enmarcado en la operación «Arcángel Miguel». Además, destacó que participaron al menos 150 agentes del Senafront.
De acuerdo con EFE, este lugar, que se encuentra fuera de la ruta regular que siguen los migrantes una vez que cruzan la frontera, estaba habilitado para acampar, comer, disponía de botes, plantas eléctricas, neveras y de sofisticada tecnología para internet.
En la operación, ejecutada con el Ministerio Público y el Ministerio de Ambiente, se decomisaron siete antenas satelitales Starlink, usadas, aparentemente, para garantizar la conectividad en la zona.
Autoridades denunciaron que este tipo de campamentos surgen de la explotación de economías ilícitas circulares, nacidas desde el «sufrimiento y desesperación» de los migrantes que son guiados por los llamados coyotes, los cuales promueven la proliferación de otras actividades delictivas, como prostitución, venta de drogas y extorsión.
Redacción Maduradas con información de EFE
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