Recientemente, se pudo conocer que una mujer de 39 años de edad, llamada Sara Gómez, originaria de España, falleció luego de haber sido sometida a una intervención quirúrgica estética el pasado 2 de diciembre, en Cartagena, Murcia. Al parecer, según reseñó Clarín, la mujer habría sufrido múltiples lesiones en diferentes órganos de su cuerpo.
La mujer habría contactado al médico que la operó a través de WhatsApp y habría agendado su cita. Sin embargo, según sus familiares, Gómez sufrió una «carnicería» por la mala praxis médica del doctor que la atendió. De hecho, el 1 de enero falleció en el Hospital General Santa Lucía, donde se encontraba internada.
«Peleó hasta el último aliento«, dijo Ezequiel, quien habría sido pareja de la víctima y que se está desempeñando como vocero de la familia de la mujer. Aseguró que ya se encuentran emprendiendo acciones legales en contra del galeno.
De hecho, el abogado de la familia, Ignacio Martínez, confirmó que presentará una denuncia ante el Juzgado que lleva el caso, por el delito de homicidio imprudente. Además, aseguró que, de acuerdo con los resultados de la investigación, evaluarán si la denuncia se amplía hacia otras personas.
Por su parte, la familia ya presentó una denuncia ante la Fiscalía por un presunto delito de lesiones por imprudencia profesional. La mujer habría sufrido lesiones importantes en sus riñones, hígado, colon, intestino y duodeno, entre otros, durante la lipoescultura.
Los detalles
Gómez habría pagado un total de 5.700 euros a través de dos transferencias. Fue sometida a anestesia general y la intervención duró unas cinco horas. Transcurrido ese tiempo, el médico informó al acompañante de la joven que la cirugía había salido bien, pero había perdido gran cantidad de líquidos y sangre. Habría afirmado, entonces, que se encontraban estabilizándola.
Sin embargo, tres horas más tarde, el galeno comunicó al acompañante que la mujer sería trasladada al Hospital General Santa Lucía, pero afirmó que se trataría de un «método de prevención».
Al parecer, sin embargo, la historia clínica de este último complejo hospitalario apunta que la mujer ingresó en «shock hipovolémico» y en una situación de «extrema gravedad». Esto ocasionó que tuviera que ser intervenida de forma inmediata.
El diagnóstico reveló diversos daños como peritonitis fecaloidea y biliar, necrosis isquémica de colon ascendente, múltiples perforaciones intestinales, perforación duodenal, necrosis de pared abdominal, laceraciones hepáticas, absceso retroperitoneal y evisceración contenida.
«(Son traumas) más propios del resultado de una reyerta con arma blanca«, reveló el abogado.
La primera denuncia exige que, tanto el médico como el anestesista, aporten toda la documentación que acredite su formación profesional, así como muestras biológicas para el análisis toxicológico por posible consumo de drogas.
Redacción Maduradas con información de Clarín
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