Durante más de 25 años, Roberto Suárez mantuvo a su familia sometida para saciar sus bajos instintos sexuales y fueron sus propios hijos quienes revelaron lo que hacía.
Pablo Suárez, de 30 años; su prima, Dayana de Matos, de 37 años; junto a las hijas de esta Victoria, de 17 años y Valentina, de 14, son cuatro de las 11 víctimas del depredador sexual Roberto Suárez.
Se conoció que Suárez fue detenido y en ese momento las autoridades contactaron a Pablo, su hijo, quien aseguró: «Me llamaron porque estaba dentro de sus contactos y pienso que él creyó que iba a salir en su defensa».
El hombre reconoció haberse extrañado de que su padre intentara que él lo defendiera tomando en cuenta que también había abusado de él.
«Por eso me extrañó que acudiera a mí, porque él estaba en conocimiento de que yo sabía lo que le había hecho a la familia y que estaba reuniendo los testimonios para llevar adelante la denuncia«, dijo.
La familia describe a Roberto Suárez como «un lobo con piel de oveja», porque incluso ha sido pastor evangélico.
Al ser cuestionado sobre lo que evitó que en algún momento denunciara los abusos de su padre, Pablo Suárez señaló que no lo hizo porque «lo había perdonado».
Durante décadas, el padre tenía como víctimas a los miembros de su familia, quienes estaban a su alcance, con manipulaciones, empoderamiento, una buena posición económica y una familia ingenua permitieron que pudiera cometer crímenes tras crímenes.
«Este señor es un encantador de serpientes, ayudaba a la familia, ayudaba a quien de la familia estuviera pasando por problemas económicos, pero todo era calculado», señaló su hijo.
Mientras que Dayana Matos, sobrina de Roberto Suárez y una de sus víctimas, también contó su experiencia.
«Yo trabajé en una camaronera y ese trabajo es muy exigente con los horarios. Veía poco a mis hijas (Victoria y Valentina). En eso llegó mi tío Roberto Suárez y me propuso que él podía ubicarme en un trabajo mejor, donde pudiera estar cerca de mis muchachas… En efecto, él nos alquiló una casa, pagando todo, pero días antes nos había dejado instaladas en el hotel a mis hijas y a mí», explicó.
En esa oportunidad abusó de la hija mayor de Dayana y siguió con la menor, ambas confirmaron los abusos.
Las menores confirmaron que no hicieron denuncias porque el hombre les decía que eso «sería inútil» y las mantenía bajo amenazas para seguirlas sometiendo.
Mientras que Pablo señaló: «Todas sus acciones iban en esa dirección, darles facilidades para atacar sexualmente a los menores de la familia».
Mientras que Dayana reveló que de ella abusó durante «un día de playa»: «Él había convidado a toda la familia a unas cabañas que había alquilado. En la noche se pegó a mi cuerpo y me dijo que me quedara tranquila que eso era normal, y que sólo era una muestra de afecto. Yo sólo tenía quince años. Eso fue hace veintidós años».
Luego de esto la quinceañera se encerró en un baño or largo tiempo sin que nadie se explicara las razones, algo que confirmó su primo al señalar: «Sí, yo estuve ahí».
Aunque Pablo había perdonado a su padre por los abusos a los que fue sometido, con el tiempo supo de otras circunstancias que envolvían a sus familiares y decidió actuar.
«Al tiempo y con las heridas abiertas, me fui enterando que mi padre actuaba a conciencia, manteniendo una red de intrigas tendenciosas que cortaron la comunicación entre nosotros, es decir, entre las víctimas«, explicó.
El hombre soltaba historias entre sus familiares para alejarlos entre ellos, para que no pudieran coincidir y darse cuenta de que todos eran víctimas de él, pero Pablo logró unir los hilos.
«He estado convenciendo a aquellos que no quieren recordar tan traumáticos momentos y un buen grupo de nosotros estamos convencidos que es el momento para detener a este depravado».
Hasta ahora han contabilizado 11 víctimas, pero creen que son más, pues algunos seguramente no quieren denunciar o dar declaraciones.
«Hemos contado once, pero sabemos que son más y que no quieren denunciar, ni dar declaraciones. Y por las cuentas que estamos sacando, mientras abusaba de uno en la mañana, lo hacía con otros en la noche, o al día siguiente y así durante todos los días cuando él estuviera cerca», reveló Pablo.
Redacción Maduradas con información de La Nación.
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