Viktor Rom, un abogado venezolano, decidió probar su suerte en el mundo del cine porno gay y no es porque le haya ido mal en su profesión, sino porque “era y fue una inquietud” que tuvo desde hace años. Su historia la recoge El Cooperante.
“Luego de graduarme y trabajar, sentí que era el momento y nunca le he tenido miedo a los cambios, ni vivo de qué dirán”, manifestó.
Rom, quien actualmente se encuentra residenciado en España, asegura que ser actor porno es una profesión que amerita no solo dotación y atributos:“Conlleva una serie de sacrificios y requerimientos tanto físicos, como psicológicos”.
Señaló que unas de las cosas más difíciles del mundo del porno, a parte de las “posturas casi imposibles”, es que la filmación sobrepasa las ocho horas “dependiendo de la productora”.
“Se filma con frío, calor, mosquitos y aunque se cuidan los detalles y nos cuidan mucho, a veces es rudo”, detalló.
El abogado aseguró que se siente satisfecho y orgulloso por saber que está “haciendo su trabajo como se debe”.
“Tengo apenas dos años en esto, y ya llevo ocho premios internacionales y siento que estoy representando muy bien a los latinos, en especial a Venezuela en esta industria tan competitiva y la cual en Europa es considerada una profesión y no una depravación, explicó.
Al mismo tiempo, criticó que exista “una doble moral en Latinoamérica” y que, a pesar de ello, “son grandes consumidores de películas porno, algo totalmente contradictorio y digno de analizar”.
Rom reveló que está preparando un viaje a Venezuela y así realizar una gira por los diferentes medios del país.
Con información de El Cooperante
Vea también: