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¡IMPERDIBLE! Aquí tienes un análisis de la segunda carta de Jaua, la que no aclara nada

Con la frase «La verdad de lo que me ocurrió en Brasil», Elías Jaua presenta en un tuit sus propias aclaratorias sobre el escándalo de corrupción, peculado de uso e involuntario tráfico de armas, ocurrido hace unos días, sobre el que hasta ahora no había dicho nada. No sólo él, nadie del Gobierno nacional, lo que convierte en una curiosidad que ahora desee narrar su versión. Jaua arranca esta segunda carta aclarando que esperó regresar a Venezuela para narrar lo ocurrido, como una consideración con el proceso electoral en Brasil. Este punto ameritaba un poco más de desarrollo, toda vez que es imposible imaginar cómo carrizo un posible evento de corrupción de un ministro venezolano, afectaría el normal desenvolvimiento de las elecciones en Brasil o la victoria de Dilma Rousseff. Además, ¿no tiene manera de comunicarse cuando está fuera del país? ¿No tiene teléfono, Skype ni Internet?

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En la anterior carta enviada a las autoridades brasileras, Jaua indicaba que el episodio de Sao Paulo se debía a un reposo médico recetado a su esposa en el Hospital Sirio Libanés de esa ciudad. En esta segunda misiva amplía la agenda y dice que se trataba de una visita de trabajo de 4 días donde:
– Celebraría reuniones con el Movimiento sin tierra.
– Firmaría acuerdos de formación para liderazgo local y organización productiva de comunidades.
– Exploraría con la Prefectura de Curitiba convenios de capacitación en el modelo de gestión local de ciudades.
– Realizaría reuniones con empresas de medicamentos para agilizar su importación.

Todo esto en 4 días, eh.

Su esposa forma parte del grupo de apoyo del despacho del Ministerio (algo que puede ser calificado de nepotismo) y por eso participaba de la visita; pero en este segundo comunicado de Jaua, indica que apenas llegaron surgió una situación de salud inesperada con su esposa, y la operaron de emergencia. Jaua suspendió la agenda de trabajo y decidió volver apenas le diesen el alta a su esposa, solicitó el traslado a Venezuela (a la empresa estatal PDVSA, se presume, porque tampoco esclarece a quién se lo solicitó), amén del apoyo de su niñera para regresar con la esposa convaleciente y llevarle papeles importantes para los trámites en el Hospital Sirio Libanés. Es curioso que en estos días hayan aparecido como filtrados una serie de documentos, supuestamente de ese mismo maletín ministerial, que no tienen nada qué ver con la agenda descrita por el ministro ni con la salud o identidad de su esposa. Es un punto no aclarado.

Lamentablemente, el maletín de Jaua es tan grande que la niñera no encontró el arma, tampoco los controles de seguridad del aeropuerto por el que salió de Venezuela y por eso se armó el lío. Y aquí comienza la mejor parte de la segunda carta: la niñera necesita de su reinvindicación y el ministro se lanza un montón de calificativos que harían palidecer a Malala Yousafzai, acentuando además la ola de barbarie desatada contra esta mujer humilde que por otro lado le ha acompañado -según consta en su propia cuenta de Facebook- a Suiza, México, Cuba y Francia, entre otros destinos. Capriles Radonski, que lo derrotó en elecciones en el estado Miranda, vuelve a ser el malo, sumando con él a todos los burgueses que aprovecharon esta circunstancia para mostrar su desprecio por las mujeres trabajadoras, a quiénes Jaua ama, respeta y admira. No parece advertir que su silencio de muchos días pudo haber dejado espacio libre para interpretaciones y versiones. La información, entre otras cosas, debería ser oportuna. Además, ¿cómo se explica desde el socialismo la contratación de niñeras?

En todo caso, «la corte de odio» que describe Jaua, no impactará a su familia, esa que ha conformado con amor, conciencia revolucionaria y ética humanista (porque todos sabemos que es más sencillo forjar este carácter viajando en aviones de PDVSA y conociendo el mundo con lujos diplomáticos).

A pesar de no aclarar lo más importante de este suceso, el peculado de uso, Jaua promete no detenerse en evidenciar las maldades de Capriles, en apoyar al pueblo de Miranda e intenta un cierre de misiva asegurando que, a pesar de todo lo vivido, ¡cumplió con toda la agenda de trabajo! Lástima que no indica si fue en el post operatorio, durante la detención de su niñera, celebrando la victoria de Dilma o esperando el próximo vuelo charter que lo regresara a la tierra de Bolívar. Tampoco esclarece si los acuerdos con empresas de medicamentos fueron exitosos, y si estos llegarán al país antes que los artículos para las navidades justas.

El cinismo demanda talento.

Fuente: zaperoqueando.blogspot.com

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