El médico pediatra Yesid Blanco Calvete descubrió el primer caso de alteración genética cuando un niño de año y medio llegó a su consultorio en Barrancabermeja, Santander, Colombia.
La madre llevaba a su hijo en brazos y le preguntó al doctor: «¿Doctor, esto que tiene mi hijo es normal o se trata de algo grave?».
El pediatra se impresionó al ver la cara del pequeño que presentaba una erupción cutánea, además el niño lloraba ante cualquier tacto porque sentía dolor, su cabeza era pequeña como si le faltara masa cerebral y sus extremidades no estaban desarrolladas.
El niño había nacido en la vereda Patio Bonito, de Barrancabermeja, durante el tercer año del relleno sanitario Rediba, que instaló en 2014 la Gobernación de Santander cerca de la ciénaga San Silvestre, un área ambiental protegida.
El relleno bordea la ciénaga y queda a 200 metros del Caño Moncholo, una de las principales fuentes de agua de los habitantes de la vereda Patio Bonito.
El pediatra investigó el origen de las malformaciones y de esta forma encontró más casos como el de un bebé nacido muerto con impresionantes alteraciones genéticas que incluso lo hacían parecer un híbrido entre humano y animal.
Las pruebas genéticas permitieron determinar que entre 2016 y 2018 nacieron 27 niños con la huérfana enfermedad de Job que causa infecciones cutáneas y se presenta una vez en casa 300.000 alumbramientos.
«Lo curioso es que esto solo lo he visto en Barranca», argumentó el médico al hacer la denuncia ante un fiscal.
Redacción Maduradas con información de Semana.
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